ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE
Sesión del día miércoles 5 de agosto de 1999
PRESIDENCIA DEL
CONSTITUYENTE
LUIS MANUEL MIQUILENA
SUMARIO:
1.-Apertura de la sesión.
2.-Lectura del acta de la sesión de instalación.
3.-Objeción al Acta por parte del Constituyente Jorge Olavarría.
4.-La Asamblea aprueba proposición previa del Constituyente
Yldefonso Finol.
Cuenta del día
5.-Recibir la propuesta del ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías, Presidente de la República.
6.-Palabras del ciudadano Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente.
7.-Designar la comisión que se encargará de
estudiar el Proyecto de Reglamento de la Asamblea Nacional
Constituyente.
8.-Clausura de la sesión.
1
EL PRESIDENTE.-Se declara abierto el acto (Hora: 10:56 a.m.)
Sírvase dar lectura al Acta de la sesión de instalación, ciudadano Secretario.
EL SECRETARIO.- (Lee):
2
En la ciudad de Caracas, a
las 9:05 a.m. del día 3 de agosto de mil novecientos noventa y nueve, se
reunieron en la Sala “E” de la Universidad Central
de Venezuela, los ciudadanos constituyentes electos el día 25 de julio de 1999.
Comenzó la reunión bajo la dirección del Constituyente
Pedro Ortega Díaz, asambleísta de mayor edad, y como secretarios se nombró
a los doctores Elio Gómez Grillo y Elías
López Portillo.
Seguidamente el Director
designó una comisión integrada por los Constituyentes
Antonia Muñoz, Allan Brewer Carías, Jesús Teodoro Molina, Ronald Blanco, Gastón
Parra, Nohelí Pocaterra, Vladimir Villegas, Enrique Peraza, Américo Díaz Núñez,
Alberto Jordán Hernández y William Ojeda para revisar las credenciales de
los presentes.
Encontradas estas
conformes, el Director confirmó que hay quórum para comenzar la reunión.
A continuación la Dirección informó que se
va a proceder a la elección de la
Directiva de la Asamblea Nacional
Constituyente.
Al respecto intervinieron los Constituyentes Jorge Olavarría, Edmundo
Chirinos y Antonio Di Giampaolo para exponer sus puntos de vista con
respecto al carácter con que debe hacerse la designación y Wilmar Castro para hacer una proposición.
A continuación intervino
el Constituyente Freddy Gutiérrez y
Allan Brewer Carías para hacer consideraciones de orden legal, sobre los
planteamientos expuestos por el Constituyente
Jorge Olavarría.
Cerrado el debate y
sometido a consideración el carácter accidental de la Directiva , resultó
aprobado por mayoría.
Seguidamente intervinieron
los Constituyentes Edmundo Chirinos y
Diego Salazar para proponer a los ciudadanos
Luis Miquilena para la
Presidencia accidental; a Isaías Rodríguez para la 1ª Vicepresidencia accidental y a Aristóbulo Istúriz para la 2ª
Vicepresidencia accidental.
Cerrado el debate y
sometida a consideración la proposición en mesa en el sentido de designar al ciudadano Luis Miquilena para el cargo de Presidente accidental, resultó
aprobada por mayoría.
Cerrado el debate y
sometida a consideración la proposición en mesa en el sentido de designar al ciudadano Isaías Rodríguez para el cargo de Primer Vicepresidente
accidental, resultó aprobada por
unanimidad.
Cerrado el debate y
sometida a consideración la proposición en mesa en el sentido de designar al ciudadano Aristóbulo Istúriz para la Segunda Vicepresidencia
accidental, resultó aprobada por
mayoría.
Seguidamente intervino el constituyente Edmundo Chirinos para
proponer a los ciudadanos Elvis Amoroso
y Alejandro Andrade como Secretario y Subsecretario accidental,
respectivamente.
Cerrado el debate y
sometida a votación la proposición del constituyente
Edmundo Chirinos, resultó aprobado por mayoría.
Finalmente, el Director Pedro Ortega
Díaz invitó a los constituyentes a trasladarse al Aula Magna de la Universidad Central
de Venezuela, para realizar la sesión de Instalación.
El Director,
Pedro Ortega Díaz
Los Secretarios,
Elio Gómez Grillo
Elías López Portillo
Es todo, señor Presidente en
relación al Acta de Instalación de la Asamblea Nacional
Constituyente.
EL PRESIDENTE.-Se somete a consideración el Acta leída.
Constituyente OLAVARRÍA (JORGE).-Pido la palabra.
EL PRESIDENTE.-Tiene la palabra el constituyente Jorge
Olavarría.
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CONSTITUYENTE OLAVARRÍA
(JORGE).-La lectura del
Acta, señor Presidente, no refleja lo que sucedió en la sesión de instalación.
En primer lugar, la directiva fue elegida con carácter accidental, porque se hizo
notar que no existía un Reglamento y en consecuencia la Directiva tenía que ser
elegida con ese carácter accidental. En segundo lugar, el Acta dice que usted,
señor Presidente, en el acto de instalación en el Aula Magna declaró el
carácter originario de la Asamblea Nacional
Constituyente, ese carácter no fue sometido a debate ni a consideración por la Asamblea , en
consecuencia usted procedió a título personal y no en nombre de la Asamblea. El carácter originario de la Asamblea tiene que ser
sometido a la Asamblea
y si ésta así lo decide usted, en su nombre, podrá hacerlo, de lo contrario
usted procederá de una forma usurpadora de las funciones que le corresponden
como Presidente. Eso es todo.
EL PRESIDENTE.-Tiene la palabra el constituyente Edmundo
Chirinos.
CONSTITUYENTE CHIRINOS
(EDMUNDO).-Posiblemente en
el texto del Acta que se acaba de leer e incluso en los acontecimientos del día
de ayer, ciertamente en ese momento actuamos accidentalmente, por consiguiente,
yo someto a la actual Directiva que a su vez someta a la consideración de la Asamblea el carácter
originario de la misma y la directiva que elegimos con ese fin.
EL PRESIDENTE.-Propone el constituyente Edmundo Chirinos que
se someta a consideración de la
Asamblea el carácter originario de ésta, yo pienso, en mi carácter de Presidente,
que este no es el momento de adelantar ese debate y que lo que podíamos hacer
es recoger la observación que sobre el particular ha hecho el constituyente
Jorge Olavarría en el Acta que se está levantando con el propósito de que en
sesión posterior podamos producir un debate. No olvidemos que esta es una sesión que tiene un carácter
originario, pero en cierta forma es protocolar. Está el Presidente de la República a la espera de
una invitación de parte nuestra para venir a nuestra Asamblea para adelantar
algunas proposiciones.
De tal manera que yo concretamente modifico la
proposición del constituyente Chirinos en el sentido de que se recoja la
observación que ha hecho el
constituyente Olavarría en el Acta y que posteriormente cuando se vuelva
a leer se pueda producir el debate.
Tiene la palabra la constituyente Varela.
CONSTITUYENTE VARELA
(IRIS).-Buenos días a
todos. Quiero agregar aquí lo siguiente, nosotros somos legítimos representantes del pueblo y la Asamblea Nacional
Constituyente es algo inédito, casi no hay experiencias en Venezuela, yo quiero decirle al señor Jorge Olavarría
que si de verdad se quiere recoger lo que el pueblo manifestaba en ese acto
protocolar de instalación de la
Asamblea , aquí también debería hacer falta y constar en Acta
el pronunciamiento de rechazo del pueblo contra la presencia de esas personas
en esta Asamblea Nacional Constituyente. (Aplausos).
EL PRESIDENTE.-Continúa en consideración. Tiene la palabra
el constituyente Finol.
4
CONSTITUYENTE FINOL
(YLDEFONSO).-Buenos días.
Yldefonso Finol, del Estado Zulia. Presidente, para respaldar su propuesta,
darle apoyo y proponer que con carácter previo se vote para salir de este
asunto referido al Acta.
EL PRESIDENTE.-Tiene razón el Constituyente, las mociones
previas no se discuten. Se somete a votación la proposición formulada según la
cual se recoja la observación del
constituyente Olavarría en el Acta y que se deje el contenido de la misma para
oportunidad posterior. Los que estén de acuerdo con la proposición que lo
manifiesten con la señal de costumbre. (Pausa). Evidente mayoría. (Aplausos).
Sírvase dar lectura al
siguiente punto de la
Asamblea , ciudadano Secretario.
EL SECRETARIO.- (Lee):
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Recibir la propuesta del
ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías, Presidente Constitucional de la República.
EL PRESIDENTE.-Tiene la palabra el constituyente Jorge
Olavarría.
CONSTITUYENTE OLAVARRÍA
(JORGE).-Una moción de
información, ciudadano Presidente. Quisiera que la Secretaría o la Mesa Directiva
tuvieran a bien informarme si esa invitación al ciudadano Presidente de la República ha sido
aprobada por esta Asamblea o no.
EL PRESIDENTE.-La solicitud al ciudadano Presidente de la República a ser recibido
en esa Asamblea para traer algunas proposiciones fue aceptada por la Junta Directiva y
la incluyó en el presente Orden del Día, pero yo propongo también, con carácter
previo, para satisfacer la inquietud del constituyente Jorge Olavarría, que la Asamblea vote y se
apruebe la presencia del Presidente de la República y la aceptación de la invitación que se
le formuló. Los que estén de acuerdo
con esa proposición que se sirvan manifestarlo con la señal de costumbre. (Pausa).
Evidente mayoría. (Aplausos).
Se designa una comisión
integrada por los asambleístas Francisco Visconti, Nelson Silva, Desirée
Santos, David De Lima, Guillermo Guevara, Allan Brewer Carías, José Vicente
Rangel Ávalos, Haydée Franco y Haydée Machín para que concurran ante el
Presidente de la República
y lo acompañen a esta Asamblea.
(La comisión designada cumple su cometido).
EL SECRETARIO.-A las puertas del hemiciclo se encuentra el
ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías, Presidente Constitucional de la República de Venezuela. (Aplausos).
EL PRESIDENTE.-Tiene la palabra el ciudadano Presidente de la República , Hugo Chávez
Frías.
HUGO RAFAEL CHÁVEZ
FRÍAS. (Presidente Constitucional de la República de Venezuela).-Ciudadano Presidente de
la soberanísima Asamblea Nacional Constituyente, señores Vicepresidentes,
constituyentes representantes del pueblo soberano, ministros del Gabinete
Ejecutivo, miembros del Alto Mando Militar, invitados especiales a este acto,
representantes de los medios de comunicación social, compatriotas todos de esta
Venezuela que se levanta sobre sus cenizas.
Decía el Padre Libertador
hace ciento ochenta años, casi exactamente, corría 1819, y en medio del fragor
de los combates y teniendo como eco el retumbar de cien cañones, tronó el cañón
de la voz bolivariana en Angostura adonde fue a reunirse el soberano Congreso
Constituyente, el cañón de la voz bolivariana dijo aquel entonces: “Dichoso el
ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando convoca a la soberanía
nacional para que ejerza su voluntad absoluta”.
Ciento ochenta años después,
en esta Caracas bolivariana, yo me atrevo a decir, parodiando al Padre
Libertador y trayendo su inspiración eterna: “Glorioso el pueblo que rompiendo
las cadenas de cuatro décadas y levantándose sobre sus cenizas y empuñando con
firmeza la espada de su razón, cabalga de nuevo el potro brioso de la Revolución ”. Sí,
señores, porque lo que está ocurriendo en Venezuela hoy no es un hombre
providencial que ha llegado; no, no hay hombres providenciales. El único hombre
providencial: Jesús, el de Nazareth. No hay individualidades todopoderosas que
puedan torcer el rumbo de la historia:
absolutamente falso ese concepto. No hay caudillos beneméritos y
plenipotenciarios que puedan señalar y conducir y hacer el camino de los pueblos,
mentira. Se trata de una verdadera revolución y de un pueblo que la galopa, eso
sí es verdad, y este acto de hoy, esta primera sesión de la soberanísima
Asamblea Nacional Constituyente a la cual tengo la inmensa honra de asistir, y
agradezco a ustedes su invitación, esta instalación de la Asamblea Constituyente
es un acto revolucionario. Es la
Revolución que ocupa todos los espacios, algo así como lo que
dice un gran escritor: “La rebelión de las masas” -de Ortega y Gasset- es la
muchedumbre que lo invade todo, es un galopar indómito que llega a todas partes
y nadie puede detenerlo”. Esa es la Revolución Venezolana
de este tiempo, conducida, impulsada, sentida y amada por un pueblo, y es que
no podemos entender esos dos conceptos por separados.
No existen, como no
existiría el agua con el hidrógeno separado del oxígeno. Pueblo y Revolución
son como el hidrógeno y el oxígeno para producir el agua, el H2O, pongámosle
P2R, Pueblo dos y Revolución. No hay revolución sin pueblo y ahí está el pueblo
de Venezuela empujando de nuevo, una vez más su propia Revolución... (aplausos), tomando las riendas de su propio
potro, orientando al acimut de la brújula, buscando capitanes, porque eso sí
necesitan los pueblos: verdaderos navegantes, verdaderos líderes que sean
capaces de ponerse a la vanguardia y darlo todo por el pueblo, incluyendo la
vida. Ese pueblo anda construyendo sus liderazgos, y los liderazgos no se
decretan; como lo sabemos, van naciendo en el mismo proceso revolucionario. Así
que, amigas y amigos, pudiéramos decir que hoy llegó la Revolución al Palacio
Federal.
No todos los tiempos hay
pueblo, no basta que vivan veinte millones de habitantes en un territorio de novecientos dieciséis
mil cincuenta kilómetros cuadrados para que haya pueblo, no. Es una
condición necesaria, mas no es una condición suficiente. Tiene que haber algo
más para que ese conglomerado humano, para que esa muchedumbre humana,
permítanme la expresión, sea de verdad un pueblo, y aquí en Venezuela el pueblo
se evaporó un tiempo como el agua se evapora, pero llovió y ha vuelto a hacerse
presente un pueblo, porque ¿cuáles serían las condiciones necesarias, esenciales,
para que un grupo humano pueda ser considerado un pueblo? Al menos dos condiciones esenciales pudiéramos traer aquí a esta Asamblea,
dos condiciones sin las cuales un conglomerado humano no podemos llamarlo
pueblo. Una de ellas es que ese conglomerado tenga y comparta glorias pasadas,
que comparta las glorias de su pasado conociéndolas, teniendo conciencia de
dónde vienen y cuáles son esas glorias que compartimos en común. Por otra
parte, para no quedarnos como de espaldas, mirando hacia el pasado, sino con
una especie de visión jánica, aquél dios Jano de la mitología, que tenía dos
caras: una mirando al pasado y otra mirando al futuro; igual debe ser el
pueblo, mirando y sintiendo sus glorias comunes del pasado, pero al mismo
tiempo -y es la segunda condición a la que quiero referirme para que una
muchedumbre sea pueblo- en el presente debe tener una voluntad común que lo
una.
Diría Bolívar:”Si no
fundimos la masa del pueblo en un todo, si no fundimos el espíritu nacional en
un todo, la República
será un caos y una anarquía”. Y el pueblo, agregaría yo, dejaría de ser
pueblo para convertirse, sencillamente, en sumatoria de seres humanos que viven
sin conciencia de su pasado unitario y, mucho más grave aún, sin una voluntad
común que los una ante la adversidad.
Pienso que en estas
condiciones, en esta situación de hoy, tenemos pueblo de nuevo. Ha llovido y el
pueblo que había desaparecido hace una década atrás, hace dos décadas atrás o
tres, ya corresponderá a los investigadores de la ciencia de la historia
determinar cuánto tiempo pasamos nosotros evaporados como pueblos,
desaparecidos, pero de una década para acá comenzó a llover, comenzó a aparecer
el pueblo de nuevo y cito al cantor otra vez, al Primera: “Como lluvia volverá
para comenzar la siembra”. (Aplausos). Como lluvia volverá lo que se evaporó para
que comience la siembra, los que no lo hayan visto aún, ciegos pudieran estar,
pero hace rato que está lloviendo pueblo en Venezuela y hace rato largo que
comenzó la siembra nueva en Venezuela ¡Pobres de aquellos ciegos que no ven!, ¡Pobres
de aquellos insensibles que no sienten!, ¡pobres de aquellos sordos que no oyen
el rumor de un pueblo que llueve, que truena, que relampaguea, buscando
construir una nueva patria! (Aplausos). Pueblo, ya tenemos
pueblo; no teníamos. ¡Qué cosa tan grande tener pueblo! y ¡qué cosa tan triste
debe ser sentirse evaporado! Por eso, Don Luis, Luis Miquilena, Presidente de
esta magna Asamblea decía hace cuarenta y ocho horas en su formal instalación
en la soberbia e histórica Aula Magna de nuestra gloriosísima Universidad
Central de Venezuela, decía, terminando, emocionado sus palabras, que ahora
ocurría un milagro y que -permíteme tomar tus palabras, viejo amigo, más amigo
que viejo y decirlas-: un milagro que ahora, dices tú Luis, en el invierno de
tu vida puedes soñar con la primavera. (Aplausos).
Pero es que resulta, le
decía a Luis ayer, en la avenida Los Próceres, mirando el desfile hermoso de
los soldados de la
Guardia Nacional de Venezuela, estamos celebrando sus sesenta
y dos aniversarios, le escribía, en una pequeña tarjeta de esas de protocolo,
mirando el desfile y sintiendo el clarín de la patria vibrando en esa avenida,
que uno lleva en el corazón, le decía yo a Luis algo así como esto (ustedes saben que esas cosas salen en el
momento, estoy recordando lo que escribí ayer en una pequeña tarjeta): resulta
que cuando se vive como vive Miquilena y muchos hombres y mujeres, no importa
la edad, nunca hay inviernos, siempre habrá primavera y hoy esa primavera podemos
asimilarla, reflejarla o recogerla en ese pueblo florido. Tenemos pueblo,
hermanos. ¡Qué cosa tan grande! Porque tiene que ser muy triste, me imagino,
que la vida de los hombres o de las mujeres y algunos hombres y mujeres han
pasado por esa tristeza, creo yo, han cruzado la vida y nunca han visto pueblo;
han cruzado la vida y la vida habrá sido todo un desierto o toda una
soledad. Nosotros somos un poco
afortunados: tenemos pueblo. Está lloviendo. Corresponde ahora resembrar,
recrear, reimpulsar una patria que estaba evaporada, que estaba dormida, que
estaba en la tumba de los siglos.
El
pueblo, y es importantísimo que la Asamblea Constituyente
lo escriba dentro de sus máximas eternas, el pueblo es el único
combustible de la máquina de la historia. No pensemos jamás que un hombre
providencial, repito, no pensemos jamás que 131 hombres o mujeres
providenciales van a hacer el camino. No. Es responsabilidad de todos y cada
uno de ustedes recoger, oír, grabar, sentir las miles expresiones del pueblo que
es el dueño único de su soberanía... absoluta, como diría Bolívar en Angostura, hace casi 200 años. (Aplausos).
No
vayan, compatriotas, ustedes a cometer el error que cometieron los que
habitaron esta casa durante 40 años y ya no les pertenece, eso hay que
recordarlo. Esta casa desde hoy es la sede de la Asamblea Nacional
Constituyente. (Aplausos).
La
magnanimidad de ustedes es grande, han permitido que convivan por allí. Ustedes
son los dueños de esta casa, porque esta es la casa del pueblo y desde hoy
tienen que comenzar a demostrar que ustedes, representantes verdaderos del
pueblo, son los dueños de esta casa y que esta casa es la casa del pueblo y no
la casa de las cúpulas ni la casa de los cogollos que durante años traicionaron
esa esperanza de un pueblo. Recuperen ustedes esta casa para el pueblo,
para la Revolución.
Hoy han comenzado a hacerlo.
Hablo,
entonces del binomio Pueblo y Revolución. H2O, P2R, Revolución. ¡Qué cosa tan
grande también es la Revolución !
Yo también lamento mucho que algunos venezolanos todavía a estas alturas no se
den cuenta o no quieran darse cuenta que estamos en el mero epicentro de un
profundo, de un verdadero, de un indetenible proceso revolucionario que no
tiene marcha atrás, como decía Luis Miquilena en el día de antier. Es una Revolución
lo que está ocurriendo y nada ni nadie podrá evitarla. En vano tratarán de
evitarla, y han tratado de hacerlo, pero veamos el resultado. Ustedes son, esta
Asamblea es resultado, consecuencia de un proceso en marcha y ustedes además de
ser consecuencia, ahora dialécticamente, hermosamente se transformarán en
causas de otras consecuencias, de una cadena de fenómenos. Indetenible.
Indetenible jamás. La Revolución
no se planifica, yo soy de los que creo que no es planificable una Revolución.
“Cuando”, cuenta un escritor, “en una ocasión Herodes le escribía a un amigo en
Roma, desde Jerusalén, y le decía, aquí estoy, aquí no pasa nada, me invade la
modorra”, y estaba escribiendo esa carta, pero al mismo tiempo que escribía
eso: Aquí no pasa nada - Dice el escritor, “que por la ventana de su casa, del
palacio de Herodes, allá por la calle iba pasando en un burro, un flaco llamado
Jesús, y Herodes estaba escribiendo: “aquí no está pasando nada”. Hay muchos,
casi todos los hombres no nos damos cuenta cuando pasa Jesús por la ventana en
su burro. Las revoluciones nacen por sí solas, tienen sus propias leyes, como
la historia, son hijas de la historia. Las revoluciones son como la tempestad,
como el viento fuerte del que hablaba el grande Miguel Ángel Asturias. Viento
fuerte, no son planificables los vientos fuertes ni tampoco son detenibles. Se
puede volar con ellos, se puede sobrevivir con ellos, si acaso, si hay la
suficiente inteligencia, altura y capacidad para volar en el ojo de la tormenta
o para navegar en el ojo del huracán. Eso si es posible. Pero detenerlo,
imposible.
Vicente
Salías, cuando hace muchos años, en 1810, era Jueves Santo, era 19 de abril,
fue a las puertas de la
Catedral y haló por la manga de la camisa o de la casaca al Capitán
General español Don Vicente Emparan y lo conminó a ir a Cabildo, él no sabía
que con ese halón de manga al Capitán General estaba comenzando en un contexto
mucho más amplio una Revolución.
Cuando
los habitantes de Guarenas, era febrero, era 27 de febrero y era 1989. Aquí
mismo, hace apenas una década, para no irnos tan lejos con Vicente Salías, o
con Emparan o con el Cura Madariaga; cuando los habitantes de Guarenas
comenzaron a protestar por el incremento del combustible, cuando los habitantes
de Guarenas se fueron a la calle a protestar con una huelga, haciendo uso del
derecho a la resistencia, ellos no estaban planificando una Revolución. O allá
en la Francia
de 1789, los campesinos amotinados o los que decapitaron al Rey tampoco estaban
planificando con eso una Revolución. A lo mejor ni siquiera se imaginaban las
consecuencias de aquello. El lunes 3 de febrero, 1992, los soldados
bolivarianos que salían a ocupar posiciones en todo el país, no sabían
plenamente lo que se iba a desatar con aquel gesto del 4 de febrero de 1992. Es
una Revolución que se hizo presente e impone su propio ritmo. Pueblo y Revolución.
Sólo los pueblos pueden hacer revoluciones y la Revolución no será tal
jamás sin ese impulso vital del pueblo consciente de su pasado y con una
voluntad en su presente y dispuesto a todo por hacer realidad su sueño, su
voluntad.
Hoy
en Venezuela, cuando estamos a 5 de agosto de 1999, no tengamos duda,
sintámonos comprometidos y conscientes de ello. Hoy en Venezuela y con gran
claridad, el binomio de la historia se ha hecho presente. Tenemos Pueblo y hay
una Revolución en marcha y es el pueblo el que guiará ese potro libre de la Revolución.
Ahora, Constituyentes
soberanos, ¿De dónde viene esa Revolución? Es bueno saberlo también.
Especialmente a nosotros, los que hacen un infinito esfuerzo por cabalgarla y
por tratar de orientar el acimut de esa
muchedumbre, de esa rebelión de masa que anda ocupando todos los espacios.
Para
nosotros es vital, si queremos montarnos en la ola de los acontecimientos, como
diría un filósofo, saber muy bien de dónde viene esta Revolución y hacia dónde
pudiera ir esa Revolución. Neruda pudiera ayudarnos de nuevo. Porque cuando
preguntamos en Venezuela, hoy, ¿de dónde viene esta Revolución?,
inevitablemente tenemos que caer de nuevo en la figura y en el tiempo y en el
contexto bolivariano cuando nació o cuando nacieron las primeras repúblicas que
se levantaron en esa tierra venezolana. “Es Bolívar”, decía Neruda, “que
despierta cada 100 años”: pero Neruda, que era un revolucionario, asimilaba el
despertar de Bolívar con el despertar del Pueblo. Despierta cada 100 años,
cuando despiertan los pueblos. Es de allí que viene esta Revolución.
Es
Bolívar de nuevo que vuela, ya lo decía él en Angostura, volando por entre las
próximas edades, volemos con él. Llegó el tiempo de volar de nuevo. Llegó el
tiempo de volar como el Cóndor y como el Águila. Pobres de aquellos que no sean
capaces de volar como el Cóndor y como el Águila. Pobres de aquellos, cuya
fuerza sólo les permite arrastrarse como las Serpientes. Pero nosotros, los
patriotas, estamos obligados a volar con Bolívar en esta edad que es una nueva
edad republicana, una nueva edad bolivariana. (Aplausos).
Y
yo, desde esta tarima, como un simple ciudadano y soldado que soy, pues hago un
llamado a todos los venezolanos, a la
Nación entera, yo hago un llamado, un clamor para que todos
seamos capaces de volar y que imitemos a algunos de los venezolanos de esta
era, que se resisten o no pueden volar, ¡Dios mío!, hazles el milagro de que
sean como Quetzlcoatl, la serpiente emplumada, y que le salgan alas a las
serpientes y que vuelen y se conviertan en águilas, en cóndores de este tiempo (aplausos),
en que estamos obligados a andar a la altura de la historia, a la altura del
compromiso, a la altura de la esperanza que resucitó a los cuatro vientos del
alma nacional.
De todos modos, nuestro deseo es que
todos volemos. Lamentamos mucho si algunos no pueden volar. Pero con ellos,
repitamos, con todo el corazón y lo digo sin que me salga ni que me quede ni un
pizca de ironía, porque no me cabe la ironía en el alma, de todos modos,
hermanos, si viésemos algunos compatriotas incapaces de volar, sigamos el
consejo de Jesús, el flaco, el del burro de Nazareth: “Dejad que los muertos
entierren a sus muertos” y vamos todos a la vida, a la construcción de un
pueblo, a la vida con el pueblo. Eso es lo importante y lo grandioso de
este momento republicano. Estemos a la altura del momento popular, del momento
revolucionario.
Hoy pudiéramos decir que la Revolución viene de
allá, sin duda alguna. Es Bolívar que vuelve con su clara visión, con su espada
desenvainada, con su verbo y con su doctrina. Seamos audaces, hermanos,
nosotros tenemos herencia, nosotros tenemos barro, nosotros tenemos semilla
para inventar aquí de nuevo o reinventar un concepto revolucionario y una
práctica revolucionaria propia, a la venezolana, para ser ejemplo del mundo. No
estamos copiando modelos, sigue clamando el viejo Simón, el Robinson de
América; el Rousseau americano, como lo llamó Simón Bolívar un día. No podemos
seguir copiando modelos. He allí una de nuestras tragedias, originales han de
ser nuestros métodos de gobierno, originales nuestras instituciones, originales
o inventamos o erramos. Estamos en tiempos de ser grandes inventores.
Esa
Revolución viene de allí, tiene un signo hermoso, tiene un signo autóctono, se
parece a nosotros. No tiene otros rostros. Se parece al rostro de Atala Uriana
Pocaterra o de Nohelí Pocaterra (aplausos), se parece al rostro mestizo de la América india originaria,
se parece a nosotros, se parece al color de Aristóbulo, se parece a nosotros
esta revolución. (Aplausos).
No es importada de otros dogmas y de otros pueblos. También se parece al color
de Claudio, por supuesto. (Aplausos). Es el mismo color. Se
parece a la esencia del pueblo venezolano. Afortunadamente no tenemos que estar
buscando manuales de otras latitudes. Tenemos nuestros manuales. Revisemos esos
manuales. Revisemos esos códigos sin descanso, Constituyentes.
Revisemos
por ejemplo, al Bolívar de 1813. Al Bolívar de 1812, allá en las murallas
heroicas y eternas de Cartagena de Indias. El Bolívar que salió de aquí, el
Bolívar que vió como se cayó la Primera República. Es el Bolívar que criticaba la República Aérea ,
porque fue aérea la
República de 1811. Cuidado, Constituyentes, con las
repúblicas aéreas; no aguantan el primer golpe de viento.
Una
verdadera República tiene que nacer, pero hay que ver hacía atrás. Decía
Bolívar, por ejemplo, cuando alertaba sobre las causas de la caída de la Primera República ,
llorando sus penas en las murallas de Cartagena, frente al Caribe, decía en
1812: “Tuvimos filántropos por jefes y sofistas por soldados”. Cuidado, ojo
pelao con las repúblicas aéreas. Veamos y oigamos a Bolívar. Al de 1811, al de
1812, al de 1813. Es el Bolívar del año 13 que llega después de aquella
fulgurante Campaña Admirable, con su espada desenvainada, convocando Asamblea,
porque en Bolívar siempre estuvo el binomio del Quijote.
Decía
algún escritor que si el Quijote hubiese tenido descendientes, sin duda alguna,
hubiese sido Simón José Antonio de la Santísima Trinidad
Bolívar y Palacios. El arma, la espada y la pluma. La fuerza y la idea. Bolívar
llegó a Caracas en 1813 y le escribió, en agosto de aquel año, hace 186 años.
Era agosto de 1813, y Bolívar le escribía al Congreso de la Nueva Granada , que
como ustedes saben lo apoyó para la recuperación de Venezuela con la Campaña Admirable.
Bolívar le decía al Congreso que “ínterin se conforme un Gobierno, él había
asumido el mando supremo de la
República ”. Era la Segunda República.
Bolívar le decía al Congreso de la Nueva Granada que mientras se estabilizaba la
situación en Caracas y en la
República , él asumiría el mando, pero apenas interino,
mientras se convocaba, así la llamó él, una Asamblea de Notables de esta ciudad
de Caracas y así se hizo. Y Bolívar convocó una Asamblea de Notables y nombró
tres asesores de los caballeros más preparados de aquel momento y comenzó a
gobernar desde Caracas, creando la Segunda República , dictando decretos sobre la
economía, dictando decretos sobre el comercio, escribiéndole a los gobernadores
de provincia, como el de Barinas, por ejemplo, que clamaba por una federación,
y Bolívar decía, “No; esa fue la causa o una de las causas de la derrota y la
caída de la Primera
República , cómo vamos a hablar de Federación cuando hay una
amenaza y hay un ejército invasor en el territorio. Yo soy el Presidente de
esta República”, y le decía, “y le cedo a usted la autonomía administrativa y
judicial. Pero usted tiene que entender”, decía, “que forma parte de una Nación,
de una República Unitaria”, eso es bueno recogerlo hoy también, porque no
podemos confundir federación con anarquía. Cuidado con la anarquía. Cuando llegamos al caos y a la anarquía se
pone en peligro la existencia no sólo de la República , no sólo del
Estado sino de la Nación
misma como un todo. Oigamos la Revolución que viene desde allá, desde aquellas
tribulaciones entre la batalla, entre la fusilería que circundaba a Caracas,
entre la amenaza de Boves, sin embargo Bolívar organizaba una Segunda
República, la cual se ahogó en sangre al año siguiente, en 1814.
Es
Bolívar que vuelve desde Angostura. Otra vez. Una vez más, de nuevo se cayó la Primera. Se cayó la Segunda. Pero cinco
años después vuelve a nacer una Tercera República, la grande. La República grande. La República más sólida de
aquellos años. La República
de 1819. La que nació bajo el escudo de las armas de su mando, pero con el
desarrollo pleno de la voluntad popular en el Congreso Constituyente de
Angostura, hace exactamente ahora 180 años. Exactamente por estos días.
Es
el Bolívar de Angostura que hablaba de una República sólida, que clamaba por la
moral y por las luces como polos esenciales y fundamentales de una República,
es el Bolívar de Angostura que definía las normas fundamentales de un Gobierno
popular más perfecto. Decía, oigan esa palabra: “El sistema de gobierno más
perfecto es el que le proporciona a su pueblo, la mayor suma de seguridad
social, la mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad
posible”.
Esa
es la Revolución
que vuelve y esa es la palabra que orienta. Es el Bolívar de 1819, el que llamó
a inventar una cuarta potestad, el que se atrevió a invocar las antiguas instituciones
de la Roma
republicana, las antiguas instituciones de la Grecia y de la Esparta y decía: “Fundemos de esas tres
instituciones una sola y que ella sea fuente de moral republicana para luchar
por los valores de la
República , para luchar por la idoneidad republicana y para
empujar o para iluminar especialmente la educación de los niños”. Era el
Bolívar o es el Bolívar del Poder Moral de Angostura. Es
el Bolívar que anuncia que va a volar por dentro de las próximas edades,
siempre volando a la cima del Chimborazo. Esta Revolución viene de allá. Es el
Bolívar de 1826, cuando presenta su Proyecto de Constitución al Congreso
Constituyente de la
República que hoy lleva y llevará para siempre su nombre:
Bolivia; es el Bolívar que allá en la cima de los Andes bolivianos, llamaba,
clamaba por la República ,
por la moral republicana seguía clamando. Es el Bolívar que hablaba de la
igualdad y de la libertad y le clamaba al
Congreso Constituyente de Bolivia, le rogaba que sembrará en las
instituciones bolivianas los mecanismos idóneos para asegurarle al pueblo de
Bolivia la igualdad y la libertad. Ese clamor llega hoy desde la cima de los
Andes bolivianos. Es el Bolívar de 1826 de Bolivia, cuando tuvo la osadía
intelectual de nuevo, siguiendo,
seguramente, los consejos de su maestro preferido y eterno, Don Simón
Rodríguez, que le llamaba a inventar, inventa, inventa. Inventamos o erramos.
Inventa, inventa y el seguidor de su huella andaba inventando. Inventó allá en
Bolivia una cuarta potestad, ya no la moral de Angostura, sino otro invento, el
Poder Electoral, para que fuese el soberano el que condujese,
el que pensase, el que pidiese y el que vigilase los procesos electorales
permanentes.
Es el Bolívar de esa
Constitución de Bolivia, republicano, pidiendo libertad, pidiendo igualdad y
sembrando la invención del Poder Electoral. Es el Bolívar del año 28, cuando
comienza su decadencia; es el Bolívar de la Constitución de
Ocaña, que le ruega, ya sintiendo la tempestad, ruega, clama a los
legisladores, darse leyes inexorables.
Es el Bolívar que, en la Convención de Ocaña, en
su mensaje desde Bogotá, en 1828, señala, presintiendo ya, seguramente sentía
como crujían las estructuras de la Tercera República , adolorido veía como hacía
aguas el barco que tanto había costado echar a la mar y clamaba: ¡Legisladores,
os clamo leyes inexorables!, porque la corrupción de los pueblos es el
origen de la indulgencia de los tribunales y de la corrupción de la República. Leyes
inexorables, decía.
Hoy, ante la tempestad de corrupción, ante la
podredumbre que nos rodea, yo, 180 años después, me atrevo a pedir también a
ustedes, constituyentes, leyes inexorables, leyes que constituyan un verdadero
imperio del derecho (aplausos) y más allá del derecho, que sean el
camino hacia una situación donde impere la justicia, que, como dice la Biblia , es el único camino
a la paz. No hay otro. Mientras no haya justicia, verdadera justicia, estaremos
amenazados por la violencia o estaremos no amenazados; estaremos inmersos en
una terrible situación de violencia.
Es el Bolívar de 1830 el
que vuelve volando por entre estas edades de hoy. Es el Bolívar que, muriendo
ya, seguía clamando unión. Decía: “Si mi muerte contribuye para que cesen los
partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
Es el Bolívar que con sus
cenizas da origen al nacimiento de la República antibolivariana de 1830; la de la Cosiata. Se cae la Gran República , se
cae el sueño de Angostura y Bolívar se va a la tumba, y con su tumba, al mismo
tiempo están enterrando a Bolívar en Santa Marta y al mismo tiempo está
naciendo la República
de la oligarquía conservadora que echó atrás los postulados de la revolución y
que produjo, entonces, un siglo XIX lleno de violencia, de estertores
intestinos que, de verdad, disolvieron la nación, disolvieron la unidad del
pueblo y disolvieron la
República.
Hoy, así como aquella Cuarta República nació
sobre la traición a Bolívar y a la revolución de Independencia, así como esa
Cuarta República nació al amparo del balazo de Berruecos y a la traición, así como esa Cuarta República nació con los
aplausos de la oligarquía conservadora, así como esa Cuarta República nació
con el último aliento de Santa Marta, hoy le corresponde ahora morir a la Cuarta República
con el aleteo del Cóndor que volvió volando de las pasadas edades.
Hoy, con la llegada del
pueblo, con ese retorno de Bolívar volando por estas edades de hoy, ahora le
toca morir a la que nació traicionando al Cóndor y enterrándolo en Santa Marta.
Hoy muere la Cuarta
República y se levanta la República Bolivariana.
De allá viene esta revolución (aplausos), de los siglos que se
quedaron atrás desde 1810, desde 1811, desde 1813, desde 1818, 19, desde 1826,
desde 1830 (prolongados aplausos).
Hermanos, nosotros estamos
cubiertos de cenizas porque venimos de la tumba; cual ave fénix, estamos
renaciendo de nuestras cenizas; son las cenizas que se lleva el viento y, al
mismo tiempo, se levanta un sol naciente.
Esa es la Revolución a la que me
refiero: Pueblo y Revolución, P2R, el binomio que se unió y hoy cabalga el
potro indómito de la
Venezuela nueva.
Compatriotas todos, de
Venezuela, Constituyentes de la soberanísima: ha llegado una nueva edad y la
edad o el tiempo de hoy, la primavera de la que habla Don Luis Miquilena, es un
tiempo de Constituyente. Es un tiempo que pudo habernos llevado a la vorágine.
Afortunadamente conseguimos este camino, demos gracias a Dios, porque, como
decíamos hace unos minutos, después del Caracazo aquí se desató una fuerza
indómita que consiguió expresión después en varias fechas. Hay fechas que
podemos establecer ya. Pudiéramos
atrevernos a hacer un poco de historia. Es riesgoso hacer historia a estas
alturas todavía. Yo no me atrevería sino a lanzar unas ideas para los que hagan
la historia. Vuelve a salir Alí. Hagamos la historia; que otros la escriban en
un mundo mejor.
Pero sí podemos
aventurarnos a mirar la historia reciente y a reflexionar sobre ella; ya no
1811. No. Ya mirando esta última década; permítanme, yo la llamaría la década Constituyente,
la década revolucionaria, la década bolivariana. Es la última década de este
siglo, que comenzó a aquí en Caracas el 27 de febrero de 1989. Yo la vi con
estos ojos desde el Palacio de Miraflores.
Al frente del Palacio, en
una pequeña ventana vi como pasaba Jesús el de Nazareth en su burro. Era el
pueblo que clamaba justicia. Ahí comenzó, en mi criterio, aventurándome a
hablar de la historia que hemos venido viviendo, y acepto que no es nada fácil
hacerlo y especialmente para alguien que ha estado una vez sí, una vez no,
un poquito más allá, un poquito más acá, pero allí en el epicentro del
fenómeno, del huracán, allí comenzó esta década constituyente revolucionaria.
Yo decía que hay varias
fechas que quedaron ya y quedarán para la historia, señaladas en esta década
como referencia del camino que hemos venido construyendo o que ha venido
construyendo el pueblo: 27 de febrero de 1.989, 4 de febrero de 1.992, 27 de
noviembre de 1.992, 6 de diciembre de 1.998, 2 de febrero de 1.999, 25 de abril
de 1.999, 25 de julio de 1.999, 3 de agosto de 1.999 y llegamos aquí hoy, 5 de
agosto del 99. He allí algunas de las fechas sobre las cuales deberíamos hacer
un estudio a fondo para entender por qué estamos aquí hoy. Nosotros somos hijos
de la tormenta. Estamos aquí porque nos ha traído aquí a todos, sin excepción,
la tormenta revolucionaria que se desató en esta última década del siglo XX
venezolano, afortunadamente. Y más afortunadamente aún que no andamos por allí
con un fúsil en las manos, ¡Gracias a Dios!
Gracias a Dios que no
andan unos en las montañas pensando, como diría el gran poeta cumanés, Andrés
Eloy Blanco, cuando le cantó a “Maisanta” en su corrido de caballería, cuando
le cantaba a la guerra José León en aquel poema hermoso, cuando el cantor le
canta a la guerra y dice:
“Unos van que a que te
mato
y otro que a que no me matas
hay un momento, de pronto
en que se arrugan las almas.”
Afortunadamente no estamos
en ese dilema de que "a que te mato o que no me matas".
Afortunadamente no estamos hablando de muerte, afortunadamente estamos hablando
de vida. En todo caso, vuelvo a repetirlo con Jesús: Los muertos entierren a
sus muertos.
Estamos hablando de la
vida nueva, de un nacimiento, de un parto. Somos producto de eso, hermanos. No
podemos perder de vista ese camino que hemos venido transitando y al que hemos
venidos siendo arrastrados.
¿Quién aquí planificó estar aquí hoy?, nadie. ¿Quién lo pensaba hace 5 o 10
años?, nadie.
Por eso las
revoluciones no se planifican. Los
hombres individuales nos montamos o no nos montamos en la ola de los
acontecimientos, pero la ola puede tragarnos. No somos nosotros, es la ola;
es el agua, el H2O, el P2R. Esa es la ola. Si no estamos a la altura de la ola,
la ola nos arrastra implacable, como dice un viejo adagio chino: “La historia
es una gran rueda, implacable; no se detiene; impone su propio ritmo”.
Hoy, esa Revolución Constituyente, esa década
bolivariana nos ha traído aquí a todos y he tenido dentro de los criterios, los
análisis y las reflexiones que permanentemente vamos haciendo sobre la marcha,
he tratado siempre de estar sobre la ola. Trataré siempre de estar sobre la ola
tratando de orientarla, de ayudar a orientarla. Vano el hombre que se sienta
dueño de la ola. No, uno es como una gotita de agua en la ola, pero claro que
pensante y actuante, y cuando ya no es
una sola gota sino que son millones de gotas, resulta que nos convertimos en
parte de la ola y podemos actuar con ella, pero nunca contra ella para
dominarla, nunca contra ella para detenerla.
He tratado de estar en la
ola en estos últimos años y mi conducta, toda mi conducta pública y privada, la
someto al juicio de los tiempos; la someto, pura, cristalina, impura, pero
cristalina, al juicio de los pueblos y de la historia. Pero he tratado y
trataré, hasta donde tenga fuerzas y Dios lo permita, de estar allí formando
parte de la ola. En estos últimos acontecimientos hemos estado allí con la ola:
yo, como convocante, yo como el que cargó a nombre de muchos la bandera durante
años, cruzando desiertos, cruzando calles solitarias, sintiendo la hiel de la
amargura durante varios años, pero siempre, como decía Gaitán, la bandera en
alto, por encima del lodo de cien banderas. Más vale una sola en la cumbre.
Siempre metido en el estiércol, levantando la bandera constituyente, yo, como
convocante que he sido, como firmante del decreto que abrió la puerta al burro
y al hombre, como luchador incansable y guerrero que soy de este combate, me
siento humildemente satisfecho, incluso pudiera decir, permítanme esta
expresión: me siento ya satisfecho de haber vivido. Si hubiere que morir, yo ya
he vivido y aunque siento que hay muchas otras cosas que hacer, aunque siento
que todavía hay mucha ola que llevar, cuando veía la instalación de la soberanísima Asamblea, solitario, en un
rincón, cerca de una mata de mango parecida a una que había, cuando era niño,
muy cerca de una mata de ciruela, muy parecida a la que había en el patio de la
abuela Rosa Inés, cuando vi con estos ojos a Don Luis Miquilena, maestro de
estos últimos años, levantar la mano y jurar, cuando les vi a ustedes jurar,
dije: ha valido la pena vivir.
Allí va el potro, nadie
podrá detenerlo, no me siento imprescindible, no me siento indispensable y soy
feliz por ello. (Aplausos). Me han
hecho ustedes feliz, porque terrible sería que una Revolución dependa de un
hombre: no sería Revolución. He allí el ejemplo del general del pueblo
soberano, don Ezequiel Zamora. Una bala bastó, una sola bala traicionera bastó
para parar lo que se creía era una Revolución. Pero no, no había concepto
revolucionario, no había el concepto de pueblo unido, no había la voluntad de
avanzar hacia una dirección predeterminada. La ola arrastró aquello y sobre la
bala de San Carlos se enterró la Revolución. Esa es la verdad. Yo hoy ya me siento
libre de la bala zamorana y sé y estoy seguro de no equivocarme que la Revolución Venezolana
tomó su cauce. Ustedes son expresión de ese cauce democrático, pacífico,
inmenso, glorioso. Ese es el tiempo que estamos viviendo.
Yo, empeñado, sin embargo,
como seguiré siempre, empeñado (mi abuela decía: "… es que usted es muy
empeñado ¿verdad Freddy?, muy empeñado, disposisionero. Así me decía mi abuela
Rosa Inés: usted es muy disposisionero, sálgase de esa Escuela Militar…" Me decía: "…usted no sirve para eso
porque usted es muy
disposisionero…"
Disposisionero como he sido, he
tenido el atrevimiento para someterlo a la opinión pública, en primer lugar, y
a ustedes, en segundo lugar, soberanos como son, representantes de la voluntad
de ese pueblo, de traer aquí, hoy, unas ideas fundamentales sobre lo que
pudiera ser un anteproyecto de constitución bolivariana para la V República.
En los minutos siguientes
voy a hacer un esbozo general y luego entregaré al señor Presidente de la
soberanísima las letras y las líneas que han recogido una Primera Parte de esa
reflexiones, de esas pretendidas ideas fundamentales, para que sean sometidas a
su justo y alto análisis. Y si alguna de esas letras, así como la firma que
hice con esta mano zurda, del decreto del 2 de febrero, contribuyó, esa firma,
esos pequeños centímetros de tinta, sirvieron de algo para abrir este camino,
me sentiría feliz también, si por lo menos alguna idea, alguna pequeña idea,
aunque sea sacada con lupa y con una pinza de esas ideas y reflexiones,
sirvieran de algo aunque sea para orientar el soberano trabajo de esta Asamblea
Constituyente.
Las ideas fundamentales
que hoy presento, pretenden y tratan, haciendo un esfuerzo inmenso, no soy
legislador ni quiero serlo, pero si soy un pensador y he venido junto a ustedes
viviendo este tiempo y macerando ideas, viviendo en un tiempo de dialéctica, de
teoría y de práctica, de estrategia y de táctica, de pasado y de presente,
uniéndolo con el futuro, de concreción a abstracción; volar con la filosofía
pero venir al combate de cada día en la guerra de la política diaria. Esa ha
sido la vida de los últimos años, binomio maravillosos que es la dialéctica.
Así que pretendo recoger
una visión global, no cartesiana. No, pretende ser holística o integral de lo
que en mi criterio pudiera ser la idea central y las ideas complementarias de
una nueva Carta Magna donde se recoja no sólo la letra, no sólo el espíritu de
las leyes, donde se recoja no sólo la norma, el derecho, sino donde además se
recoja, más allá del derecho, más allá de la norma, se recoja allí una nueva
idea nacional.
En esa nueva Constitución,
permítanme, constituyentes soberanos, esta reflexión: no se trata sólo de una tarea de juristas, ¡cuidado
con las repúblicas aéreas de nuevo!, se trata de recoger la expresión del
momento nacional y tener la capacidad de reflejar en esa nueva Carta Magna un
nuevo proyecto de país, un nuevo proyecto nacional, una nueva idea de refundar
a Venezuela.
En esa nueva Constitución,
en esa Constitución bolivariana, para Venezuela, se pretende recoger esa idea
de Poyecto y que debe ser el reflejo del momento político y de las fuerzas
políticas que se mueven en el escenario concreto; no sólo en la abstracción de
las ideas. No, es la ideología convertida en motor de construcción de
República. Ese doble sentido es importantísimo, en mi criterio, que ustedes
logren recogerlo y plasmarlo en un nuevo texto constitucional.
Una Constitución debe
tener, como todo componente, como todo ente, como toda creación, varios
componentes, pero unidos al todo, unidos al todo. Estos varios componentes,
pueden ser indeterminados en cuanto a su cantidad, pero hay algunos componentes
que, en mi criterio, son esenciales y deben estar necesariamente contenidos en
la nueva Constitución. El Proyecto de Constitución, estas ideas fundamentales
para la
Constitución Bolivariana de la V República , está como
pan caliente, viene saliendo del horno, trata, hace un esfuerzo por presentar
algunos de esos componentes esenciales para una nueva Constitución. Uno de ellos es el componente
ideológico, la idea, ¿Cuál es la idea central? o ¿Cuáles son las ideas que
conforman el marco filosófico-ideológico que anima al texto, que le da vida al
texto? No puede ser otra idea que la idea del momento, que la idea que ha
resucitado: el bolivarianismo, he
allí una de mis propuestas, y por eso el título Constitución Bolivariana de
Venezuela, para que ese concepto, para que esa idea quede sembrada de píes
a cabeza, del alfa a omega, del comienzo al fin de ese texto o Carta Política o
Carta Magna o Carta Fundamental para los próximos siglos venezolanos.
Porque se trata de eso, se trata de una Carta
Fundamental para que permanezca flexible
y adecuándose a los tiempos que vienen, pero que permanezca en esencia
durante siglos, no durante años, ni durante décadas.
La idea del
bolivarianismo, la idea robinsoniana, hay ideas que recorren el mundo hoy,
incluso ustedes saben que hay un planteamiento que pretende señalar o indicar
el fin de las ideologías y la llegada de una era a la que llamaríamos
tecnotrónicas, robóticas donde no hay ideas. No, eso jamás ocurrirá, siempre
habrá ideas que motoricen los movimientos, la vida y la voluntad de los
pueblos, y la idea nuestra, repito una vez más, no me cansaré, compatriotas, de
repetirlo, es la idea bolivariana, la ideología bolivariana. Por ejemplo,
cuando se habla del dogma neoliberal, ¡ojo pelao con el dogma neoliberal!, que
pretende sembrar de fundamentalismos y de pensamiento único lo que debe estar
sembrado por ideas diversas y por inteligencias que van e inteligencias que
vienen. Contra el dogma liberal invoco lo que
podríamos llamar el “invencionismo robinsoniano” contra ese dogma neoliberal que pretende
borrar del mapa, por ejemplo, lo que es la fuerza de la Nación , lo que es el
derecho de una nación, de un país o de una república a darse su propio modelo
económico en función de sus potencialidades, en función de sus oportunidades,
en función de su idiosincrasia, contra ese dogma que pretende presentarnos en
bloque soluciones extrañas a nuestros problemas y que está demostrado, más que
demostrado en los últimos años, que lo que ha hecho es agravar nuestros males, contra ese dogma neoliberal nosotros
pudiéramos proponer, y yo propongo, el “invencionismo robinsoniano”.
Robinson, el Rodríguez, el Simón caraqueño cuando decía en sociedades
americanas, cuando enunciaba su ideario, porque cuando hablamos de la ideología
bolivariana, como ustedes lo saben, desde hace años lo venimos pregonando,
nosotros hemos hablado del árbol de las tres raíces: la idea bolivariana, la
idea robinsoniana y la idea zamorana, como reflexión nada más para la
discusión, pero cuando hablo del “invencionismo robinsoniano”, me
refiero concretamente a aquello que decía Samuel Robinson o Simón Carreño o
Simón Rodríguez, qué importa su nombre; el Sócrates de América, el Rousseau de
Venezuela, decía “tienen ustedes que hacer dos revoluciones, la política y la
económica; hagan la revolución económica y comiéncenla por los campos, la
agricultura, la industria, las artes, la ciencia”, he allí contra el dogma
neoliberal que pretende borrarnos del mapa, el “invencionismo robinsoniano” (aplausos)... contra el
dogma del mercado, ¡ojo pelao con el dogma del mercado!, que pretende,
casi que ser Dios, ¿qué fundamentalismo es el del mercado? La mano invisible
del mercado, dicen algunos.
Como aquí en Venezuela se
hizo popular una expresión, yo la voy a recoger: “La mano peluda, invisible
del mercado”. No arregla sociedades el mercado. No hace repúblicas el mercado.
No impulsa desarrollo colectivo el mercado, porque el mercado se basa en ese dogma del individualismo que ha
llevado al mundo a que seamos unos salvajes, luchando unos contra otros... (Aplausos). Contra ese dogma del mercado no podemos
responder nosotros con otro dogma, tampoco el extremo del Estado. No, contra
ese dogma no saquemos más dogmas, inventemos modelos propios, la mano invisible
del mercado con la mano visible del Estado y una combinación, un punto de
equilibrio que permita más allá del mercado y más allá del Estado, porque esos
son instrumentos, hay un fin último: el desarrollo del hombre, el desarrollo de la mujer, el desarrollo del
niño, el desarrollo humano (aplausos), ese
sí es el fin último, no el mercado por sí mismo ni el Estado por sí mismo; es
el hombre, decía Jesús, alfa y omega; el comienzo y el fin. Contra ese dogma
neoliberal enfrentemos el hombre, la maravilla que es el ser humano, la idea
como centro de acción de una combinación que bien pudiéramos llamarla entre el
mercado y el Estado, un binomio, pero
más allá de ese binomio está el ser humano.
Esos son algunos rasgos de una ideología que tiene que
hacerse concreta y ser llevada a texto, porque no haríamos nada con estar
declarándonos bolivarianos y robinsonianos y zamoranos durante siglos, si no
somos capaces ahora, cuando la historia y el momento lo reclama, de sembrar en
una nueva Carta Fundamental, en la nueva Carta Magna de Venezuela, en el texto
político que va a regir los próximos siglos, la idea bolivariana, esa que viene desde los siglos perdidos.
He allí una visión general
de lo que es la ideología o lo que pudieran ser componentes fundamentales de la
ideología bolivariana. Contra el monopolio de la riqueza como dogma,
enfrentemos la democracia económica, un concepto de igualdad, de libertad, de
justicia, de empleo, de seguridad social, para cubrir las necesidades básicas
del ser humano. Eso es lo más importante de un modelo político, de un modelo
económico. El sistema ideológico, en resumen, compatriotas, en mi criterio,
debe estar muy bien delineado en la nueva Carta Fundamental, no al dogma neoliberal ni al dogma del Estado. Vamos a crear, en función de una
ideología autóctona, un nuevo sistema político, un nuevo sistema económico, un
nuevo sistema social, pero además de la ideología también una Constitución debe
contener esencialmente lo que podemos llamar el elemento social, y ustedes
verán que en este texto de ideas fundamentales lo social se coloca antes, en
prioridad a lo político, al aparato del Estado; lo social, un nuevo concepto de
solidaridad social.
Decía Simón Rodríguez -y
vuelvo a la idea, porque la idea debe estar sembrada a lo largo y ancho del
texto constitucional- “…que tenemos que existir para entre ayudarnos los unos a
los otros…” Esa es la verdadera concepción de las sociedades americanas a las
que se refería Simón Rodríguez, o cuando clamaba por una vida republicana y él
decía con claridad meridiana: “No se llamen a engaños los americanos de ahora,
aquí no hay repúblicas”, decía, “y no hay repúblicas porque no hay pueblos y no
hay pueblos cuando no hay mentalidad republicana” y llamaba a la educación de
los niños para formar la mentalidad republicana y la mentalidad republicana no
es otra que el pensamiento y la acción en función de la cosa pública, en
función de la República ,
en función del colectivo, en función de los demás, en función del interés de la Nación antes que el interés
individual; todo eso es ideología y ahora tiene que convertirse en acción motriz
de un nuevo proceso histórico venezolano, inspirado en esa idea originaria de
una República, la República Bolivariana ; pero además del
elemento ideológico y el elemento social, ustedes verán que es presentado aquí un título, con una
extensión bastante apreciable, sobre los derechos humanos y sobre los deberes
humanos, porque también ese es un binomio que no se puede separar. No podemos
tener sólo la concepción de los derechos
humanos limitados a que la gente se exprese; no, derechos humanos integrales de
dignidad, de vida, integralmente entendido lo que son los derechos humanos,
pero igual el concepto de los deberes humanos, porque cuando asumimos algo como
deber estamos asumiendo al mismo tiempo un derecho humano del hermano, del
compatriota, no podemos separar esos dos conceptos, el derecho lleva implícito
un deber como la pareja: el derecho y el deber. La parte humana fundamental en
un nuevo texto de un sistema político que debe ser humanista, fundamentalmente
humanista.
Igual podrán ustedes
estudiar cuando comiencen sus deliberaciones, el elemento material, el elemento
económico, pudiéramos decirlo, aunque lo económico tampoco se puede separar de
lo social, pero están contenidas aquí ideas fundamentales de lo que puede ser
un concepto económico nacional, un modelo económico nacional, un modelo
económico que como lo hemos dicho en infinidad de ocasiones aquí en Venezuela y
en buena parte del mundo, debe ser un
modelo endógeno que se potencie con nuestras propias fuerzas internas, que se
abra hacía el mundo pero con fuerza propia, con carácter endógeno. Nosotros
podemos pensar en eso, hay otros países que por desgracia, diría yo, de la
naturaleza no tienen el potencial interno que tenemos los venezolanos, los
recursos naturales que tenemos los venezolanos, la ubicación geopolítica que
tiene Venezuela, la fachada caribeña, la atlántica y la andina, recursos
infinitos de agua, de tierra fértil, de hidrocarburos líquidos y gaseosos, de
minerales preciosos, de todo, y un pueblo joven y además resucitado de entre de
sus cenizas, ¡qué más podemos pedir Dios mío! Dios nos ha dado aquí en bandeja
de plata los elementos para construir una Nación verdaderamente fuerte,
poderosa y soberana, libre e igualitaria hacía el futuro y lo haremos. Yo estoy
seguro que lo haremos.
El concepto económico
nacional, algunas líneas fundamentales, también están encerradas en estas ideas
que hoy traigo a la soberanísima Asamblea Constituyente, pero además de lo
ideológico, además de lo social, además de lo económico, lo político, el
Estado, la Nación ,
la República ,
y aquí están recogidos, creo que incluso tratando de ser un poco hasta
pedagógico, permítanme, sin vanidad, decirlo, y agradezco infinitamente a los
hombres y mujeres que me ayudaron en estas últimas semanas en el diseño y la
discusión de este texto de ideas fundamentales, me refiero a los miembros del Consejo Presidencial Constitucional y muchos otros venezolanos, y además los que
se quedan siempre presentes a través de los libros, el estudio de los libros,
de las ideas, están recogidas aquí, no son ideas mías; no, sería vanidad
decirlo, son ideas recogidas de los siglos, de los hombres, de las mujeres de
esta época y de otras épocas y con un esfuerzo, con una intención de
cooperación recogidas en estas líneas. Aquí está recogido el concepto de pueblo
al que me refería, unido en el pasado por glorias comunes y unido en el
presente por una voluntad férrea indeclinable de lucha hacía un objetivo común
en una empresa común. Pero también se recoge el concepto de Nación, porque
también la Nación
puede desaparecer, el pueblo es la misma Nación, la Nación es el mismo pueblo,
sólo que en mi criterio, dentro del navegar por las ideas para que un pueblo se
considere una nación, le faltaría un elemento más, no sólo el pasado común, no
sólo el presente con una voluntad común, sino un proyecto hacía el futuro. La Nación es el Pueblo en
marcha unido desde el pasado, con una voluntad en el presente en marcha hacía
objetivos grandiosos en el futuro. Cuando un pueblo consigue un rumbo, cuando
un pueblo consigue una dirección histórica, sólo entonces, en mi criterio,
podemos hablar de Nación. Hoy, además del pasado, además del presente,
creo que podemos decir que en Venezuela hay una nación en marcha con un
proyecto al que ustedes están obligados, representantes del pueblo,
constituyentes soberanos, a intuir, a
buscar, a recoger y a plasmar, básica y fundamentalmente, en el texto
constitucional. El proyecto
nacional en su visión macro debe ser, en mi criterio, y en una de mis
sugerencias, sembrado en el texto constitucional, porque desde hacía mucho
tiempo la Nación
venezolana andaba sin rumbo, no sabía o no sabíamos hacía donde íbamos, vinimos
resucitando como pueblo pero aún nos faltaba la idea de marcha hacía objetivos
trascendentales; sólo allí podemos hablar de Nación, ese concepto de los tres elementos fundamentales de la Nación está recogido aquí
en el texto constitucional, y se recoge allí no por capricho, se recoge allí
porque es importante que todos los niños venezolanos comiencen a conocer desde
ahora mismo las condiciones indispensables para ser Pueblo y más aún para ser nación en marcha.
Ortega lo plasmaba en la “Rebelión de las masas”, la Nación es un plebiscito
constante, la Nación
está permanentemente haciéndose y deshaciéndose.
Un pueblo sin objetivo
hacía el futuro estaría en el pasado o en el presente dando vueltas sobre sí
mismo sin conseguir rumbo. Esos conceptos están recogidos aquí en un
capítulo que presenta la idea de pueblo, de Nación, de República, el concepto
de la República
y el concepto del Estado. La República , la cosa pública; moral y luces, los polos
de la República ;
instituciones sólidas deben conformar la República , lo he dicho y lo repito este día
memorable. Felizmente soy
Presidente, el último de la
IV República , y más felizmente, doblemente feliz, porque
también, gracias a Dios y a nuestro pueblo, seré y espero que así sea, el
primer Presidente de la V República , el primer
Presidente de la
República Bolivariana (aplausos) que vuelve. Mayor dicha, humilde dicha no
puede caber en el corazón de un hombre y eso no me pertenece, por supuesto, yo
apenas hoy como un transmisor, como un conductor de la dicha, la dicha la
comparto con ustedes y especialmente con el pueblo heroico y noble de
Venezuela.
La idea de una República institucionalizada,
democrática y libre, soberana ante el mundo que no acepta injerencia de ningún
poder extranjero, económico o político porque somos libres y soberanos para
decidir nuestro propio rumbo, nuestros propios modelos (aplausos),
respetando
para siempre la autodeterminación de los pueblos del mundo, una República que
cuando se declara bolivariana, y así lo propongo en esa idea fundamental, o en
una de estas ideas fundamentales, que la Constitución Bolivariana
declare que la República
de Venezuela será una República Bolivariana, y cuando se declara la República Bolivariana
es porque se declara portadora de un mensaje de paz para todos los pueblos del
mundo, portadora de un mensaje de integración en el área latinoamericana y
caribeña, viejo sueño de Bolívar, que vuelve cabalgando con el pueblo de la
revolución, la idea de la anfictionía es una república anfictiónica, abierta a
los pueblos del continente (aplausos),
para ser, como diría
Bolívar en su Carta de Jamaica, estuve recordándolo hace poco junto al Primer
Ministro de esta hermana República y Nación, Percival Paterson, un gran
bolivariano del Caribe, recordando en Jamaica aquello que decía Bolívar en su
carta profética: “Qué bello sería que formemos del Nuevo Mundo una sola Nación”
y que el istmo de Panamá sea para nosotros lo que el de Corinto fue para los
griegos, punto de unión. La República Bolivariana que pido se declare así,
abre los brazos de paz, de hermandad, pero de firmeza y respeto a todos los
pueblos, naciones y gobiernos del universo, estamos sembrándonos en un nuevo
mundo, en un nuevo siglo, con dignidad, con altura, con soberanía. República
Bolivariana y soberana, libre y democrática, pero verdaderamente democrática,
sin engaños, sin farsas, sin discursos retóricos, huecos y vacíos, democracia
porque tiene pueblo, porque la democracia sino tiene pueblo es igual a un río
sin cauce, a un río sin agua; un mar seco, sería la democracia si no tiene un
contenido profundamente social de igualdad, de justicia y de visión humana.
Esa es la República
a la que hago referencia en mis ideas fundamentales para la Constitución
bolivariana, pero más allá del pueblo y su concepto, más allá de la Nación y su concepto
dialéctico con la práctica y más allá de la República con su
concepto y su praxis, también agregamos aquí una visión del Estado, y ustedes
verán cuando revisen esto, esta es la Primera Parte , falta una Segunda Parte para
recoger algunos otros capítulos complementarios, pero creo que esto puede ser
esencial para que ustedes consideren en sus primeras deliberaciones.
Aquí recoge también,
después del concepto social viene el concepto del Estado, porque estamos
saliéndole al paso a Hobbes, no queremos
a Hobbes con su “Leviatán”, con su Estado como maquinaria demoledora,
hegemónica de la fuerza, el Estado como hegemón de la fuerza y del recurso
armado para imponer, para esclavizar a los habitantes de un pueblo que merece
libertad. No, no queremos al “Leviatán” de Hobbes, preferimos a Platón y “La República ”, preferimos a
Bolívar y un Estado orientado a la justicia, que es el fin último al que puede
orientarse la acción de un Estado democrático. Podrán ustedes ver aquí cómo
se recoge ese concepto. Importante recogerlo y sembrarlo en tierra fértil y la
tierra está fértil para la siembra que vuelve con la lluvia de pueblos; un
Estado que no se quede en un fin en sí mismo, un Estado que deje de ser una
maquinaria burocrática, demoledora, negadora de los derechos humanos
fundamentales; todo lo contrario, cada hombre, cada institución, cada
pequeño engranaje de la maquinaria del Estado debe palpitar solo y sólo en
función de la justicia para un pueblo, de la igualdad, del trabajo, de la
vivienda, de la educación, de la salud, de la libertad, de la ciencias y de las
artes. Para eso tiene que ser el Estado, si no mejor sería no tener Estado.
Pero concebimos el Estado como una necesidad. Nos alejamos de Hobbes pero también de Marx cuando decía que no hacía falta
el Estado. Sí, hace falta el Estado.
Nos
alejamos de los neoliberales que pretenden minimizar el Estado y he allí otro
concepto fundamental de la ideología bolivariana en contra del dogma
neoliberal: queremos y necesitamos un Estado suficientemente fuerte,
suficientemente capaz, suficientemente moral, suficientemente virtuoso para
impulsar la República ,
para impulsar al Pueblo y para impulsar a la Nación , asegurando la igualdad, la justicia y el
desarrollo del Pueblo. Ese Estado bolivariano se recoge aquí en estas ideas
fundamentales para lo que pudiera ser la Constitución Bolivariana
de la V República.
Además de esos conceptos o
componentes ideológicos, sociales, materiales, políticos del Estado y la República , hay aquí
una orientación hacia el ámbito internacional que ya he referido de manera muy
general.
Quiero detenerme sí y no
puedo dejar de hacerlo en algunas consideraciones en cuanto al Estado y a los
poderes del Estado. Siempre pensando en que esos poderes deben ser
instrumento para el bien común, por eso
se recoge aquí la idea de que el Estado venezolano en vez de ser llamado -y
perdónenme, juristas, los abogados y los estudiosos de las leyes que aquí hay
en buena cantidad- más que un Estado
de derecho, requerimos, en mi criterio, un estado de justicia, porque la
justicia va mucho más allá del derecho, porque el derecho es un tránsito hacia
la justicia, por un supuesto derecho hoy está la tormenta social desatada en
Venezuela, por unas supuestas leyes hay miles de venezolanos muriendo en vida
en las cárceles de Venezuela, por ejemplo, porque para ellos hay derecho, para
ellos hay leyes pero no hay justicia para ellos, allí, ese es un ejemplo muy
claro de que el Estado no puede ser de
derecho, tiene que ir más allá del derecho. Un estado de justicia necesitamos
urgentemente en Venezuela. Un estado en el cual también está sembrada la idea fundamental
bolivariana. Ciento ochenta años después aquí está recogido algo que es un
clamor del país: el Poder Moral, un cuarto Poder, un nuevo ente estatal, no
burocrático ni como un fin en sí mismo; un Poder Moral que sea de verdad
autónomo, que no esté subordinado a los otros o a los tres Poderes clásicos del
Estado; un Poder Moral, propongo, modestamente, que pudiera ser la fusión o
pudiera alimentarse de tres fuentes que hoy existen dispersas, maniatadas, sin
vida propia: una Fiscalía, un Ministerio Público autónomo de las cúpula
políticas que esté libre de manipulaciones y de presiones de sectores
nacionales. Un Ministerio Público, una Fiscalía de la República con un nuevo concepto para garantizar no sólo el
estado de derecho sino el estado de justicia. Una Contraloría, un Poder Contralor
también incorporado al concepto del Poder Moral y además de eso, esta figura de
la que se ha venido hablando un poco en Venezuela, pero que nunca se ha podido
sembrar que es la
Defensoría del Pueblo.
Un poder moral que pudiera
asumirse como lo clamaba Bolívar. Bolívar invocaba a la Grecia , a la Atenas y a la Roma republicana. Ya no
invocamos a Roma ni a Grecia ni a Atenas ni a Esparta; hoy invocamos a
Angostura, que está mucho más cerca de nosotros.
Bolívar hablaba de un Poder
Mmoral con dos cámaras: la
Cámara Moral y la
Cámara de Educación. ¡La educación, Dios mío, qué vigencia!,
orientada especialmente hacia los niños que son el futuro de la República... (Aplausos).
¡Que pertinencia para un Poder Moral que se encargue de la lucha a muerte
contra la corrupción! Volvemos a Ocaña: la corrupción de los pueblos es la
causa de la indulgencia de los tribunales y de la inmoralidad republicana y de
la pérdida de la
República. La corrupción sabemos fue el
último de los males que terminó de hundir a la IV República y
estamos rodeados de ella, hermanos, estamos rodeados de ella. Apenas está
comenzando una nueva batalla, hemos ganado varias batallas, pero la guerra, el
combate final por Venezuela aún no lo hemos ganado, no olvidemos “El Oráculo
del Guerrero”: Cuando se gana una batalla no envaines la espada, colócala a tu
lado, piensa y prepárate porque mañana vendrá otra batalla. Hoy, aquí, en este
Palacio Federal, al que ha llegado tumultuosa ya la Revolución incontenible
está comenzando una nueva batalla y ustedes son los capitanes de esa batalla: No
pierdan el rumbo, no pierdan el ritmo, no pierdan la altura. Vuelen, volemos
junto a Bolívar.
Ese Poder Moral lo
considero fundamental para la
República bolivariana. Pensemos y no nos dejemos llevar por
aquél viento que se llevó la idea de Angostura, porque Bolívar, sabio como era,
incluso, igual en el proyecto de Constitución de Bolivia, él intuía que no iba
a ser incorporado ese cuarto Poder a la Constitución ni a la de Angostura. Los Constituyentes
de Angostura no incorporaron el concepto del Poder Moral, le tuvieron miedo. Alguien
me decía hace pocos meses acá: ¿Es que se le tiene miedo a la palabra moral
porque todos tenemos algo de inmoral? Y yo dije: es cierto, pero no se trata de
la moral personal, no se trata de la moral puritana, se trata de la moral
republicana que es la resultante de los valores y las virtudes de un pueblo.
¡Cómo no va a ser importante hablar de
moral hoy cuando la corrupción ha azotado y ha roto todos los recortes y
resortes de la era y de la vida republicana! ¡Claro que es pertinente el poder
moral! Clamo a ustedes que no echen esa propuesta al mismo pipote de la basura de Angostura.
Debátanlo con libertad, debátanlo con el Pueblo, sométanlo en todo caso, a la
consideración de un pueblo que clama por virtudes, al que le robaron la moral pública durante
años y quiere recuperarla porque, volviendo a atacar a Hobbes, el hombre no
creo yo que sea el lobo del hombre. Creo de verdad, como Jesús, que el hombre
es la esperanza del hombre, el Hijo de Dios y ese pueblo hijo de Dios quiere
elevarse sobre sus miserias, pero necesita de dónde agarrarse, de qué resorte
agarrarse para escalar desde la profundidad del abismo al que cayó hacia la
cima de las virtudes sociales y republicanas. ¡Démosle los resortes! El Poder Moral
pudiera ser un hermoso resorte o un hermoso escalón para subir de este abismo,
de este tremedal al que hemos caído en lo moral, en lo ético y en lo político.
Igual me atrevo a traer el
mismo sueño, la misma idea bolivariana de 1826, de allá de las cumbres de
Bolivia, cuando nacía la
República de Bolivia. Bolívar propuso, y vaya usted a saber
si no es pertinente la idea de un Poder Electoral, un Poder autónomo de los demás, que sea
permanente y que no esté sujeto a las cúpulas o a la manipulación política de ciertos sectores o a
las presiones. ¡Cómo hemos visto de eso
en estos últimos meses, en estos últimos tiempos!
¡Cómo se ha demostrado en Venezuela que no basta por contener una
institución que se encargue de los asuntos electorales! Necesario es que se
establezca, que se instale una nueva potestad, un nuevo Poder, el Poder Electoral
y que ese Poder Electoral esté enraizado con el sentimiento del Pueblo; que se convierta en el gestor, en el
impulsor, en el contralor, el evaluador de los procesos electorales y sus
resultados y que esté pendiente de los magistrados, que esté pendiente de
que los representantes cumplan de verdad con su compromiso y que obliguen a
todo candidato que opte por un cargo público de representación popular a
decirle al pueblo cuál es su proyecto. Y si es elegido, que cumpla ese proyecto, y si
no que se vaya a través de mecanismos democráticos, de referéndum revocatorio,
por ejemplo, para asegurar el principio de la representatividad (aplausos)
para asegurar el principio de la legitimidad, un Poder Electoral. Aquí se recoge de nuevo la idea de Bolivia.
Espero que no se repita lo
que la frase lapidaria del mismo Bolívar incorporada en ese texto maravilloso
de Antonio Leocadio Guzmán, allá en Bolivia, ese texto que se llama “Una ojeada
al proyecto de Constitución que presentó Bolívar al Congreso Constituyente de
Bolivia”, al final de la “Ojeada”, Antonio Leocadio, el padre de ese venezolano
que dentro de pocos días tendremos de nuevo aquí, repatriados sus restos, que
se llama Antonio Guzmán Blanco, decía Antonio Leocadio Guzmán en su “Ojeada al
proyecto de Constitución”, recogía al final, después de un análisis profundo,
de obligatoria lectura, en mi criterio, en estos momentos, recoge una frase de
Bolívar: “Propongo este Código: si no lo aceptáis lo lego a la posteridad”.
Espero no recoger de nuevo la frase de Bolívar en alguna ojeada que se le pueda
echar a estas ideas fundamentales.
En verdad, clamo porque rompamos el esquema clásico de la democracia
liberal de los tres poderes. Eso no tiene por qué ser así para siempre; necesitamos un nuevo
concepto de Estado, una nueva arquitectura del poder, una desconcentración de
poderes, una auténtica democracia
representativa, participativa y protagónica. Y ese, además de los cinco
poderes, es otro de los conceptos que aquí se recoge. No basta de hablar, o
no basta con hablar de democracia participativa como si ese fuese el fin. No,
la participación debe ser un instrumento para lograr un fin, porque ¿de qué nos
vale que todos participen hablando, levantando la mano o discurseando o
escribiendo? No, ese no puede ser el
fin. El objetivo tiene que ir más allá y por eso aquí hablamos de la democracia
participativa y protagónica como un solo concepto. El protagonismo
popular es un concepto bolivariano, democrático y eminentemente revolucionario,
y se acerca a los mecanismos de una democracia que hoy no puede ser, lo
entendemos, exacta y absolutamente directa, pero sí tiene que ser protagónica,
tenemos que darle al Pueblo diversos mecanismos como los plebiscitos, los
referenda, las asambleas populares, las consultas populares, las iniciativas de
leyes, todos esos instrumentos deben quedar, en mi criterio, propongo,
legisladores, insertados en la nueva Carta Fundamental para que sea
vinculante la participación y para que no sea, sencillamente, un participar por
participar, sino un instrumento de construcción, de protagonismo y de
democracia verdadera, de participación efectiva, vital para construir un país,
un rumbo, un proyecto.
En cuanto a los poderes a
ser constituidos, luego de aprobarse la nueva Carta Fundamental, también
adelantamos algunas ideas. ¿Cómo conformar un
nuevo Poder Ejecutivo? La figura presidencial, acompañada de un Vicepresidente,
un Poder Ejecutivo con una nueva estructura, para atenuar la concentración de
poderes que hoy recaen sobre el Presidente de la República. Un
Presidente acompañado con un Vicepresidente y un Consejo de Estado. He allí
novedosas figuras para su sabia consideración. Ruego que sean estudiadas a
fondo y si de algo sirvieran, pues, les pido conformen elementos fundamentales
para la nueva arquitectura de un nuevo Poder Ejecutivo.
Un Poder Legislativo con
figuras nuevas, con una Asamblea Nacional. Propongo, incluso, que cambiemos el
nombre y no sólo por cambiar el nombre, no, es un concepto filosófico, en vez
de Congreso Nacional, eso hasta pareciera una pava, una pava republicana (tú
que sabes de pava, Edmundo Chirinos, estudias muchos las pavas y las no pavas,
entiéndanme, esas pavas republicanas). Vamos a cambiar el nombre, propongo,
Asamblea Nacional, que de verdad sea una Asamblea, que la Asamblea no desaparezca,
que la Asamblea
Constituyente pase a ser una Asamblea constituida para darle
continuidad a las ideas y a la creación hermosa de la Asamblea Nacional
Constituyente.
Una nueva concepción del
Poder Judicial. Un Tribunal Supremo de Justicia y la figura de la elección
de los jueces en las parroquias y en los municipios para llenar de democracia
al Poder Judicial, para quitárselos a las tribus que se adueñaron y que se lo
expropiaron al pueblo. (Aplausos). Y el Poder Judicial, si estamos hablando de
un estado de justicia, el Poder Judicial sería la columna vertebral de los
poderes del Estado para que sea un estado de justicia.
Establecer con rango
constitucional la carrera judicial y un mecanismo mucho más amplio, cristalino,
para la elección de miembros de la Corte Suprema de Justicia o de ese Tribunal
Supremo de Justicia donde estamos proponiendo la creación de una Sala
Constitucional para que se encargue de los asuntos constitucionales, un nuevo
concepto mucho más moderno, dinámico, mucho más del siglo XXI que está
amaneciendo.
Además de los dos Poderes,
de los nuevos Poderes Bolivarianos, el
Moral y el Electoral, conformarían en este criterio o con estos criterios
bolivarianos, la nueva arquitectura del Estado.
Un nuevo concepto de Federación que se aleje de los
extremos de la anarquía y del centralismo y que recupere y ponga en orden los
valores de la llamada descentralización que degeneró muchas veces en anarquía,
anarquización de la
República , para que no haya ningún gobernador, no puede
haberlo; ningún alcalde, no puede haberlo, que piense o llegue a pensar alguna
otra vez en esta tierra que él es un cacique o un presidente de una
republiquita que se llama un municipio o que se llama un estado. No. Es
lo mismo que decía Bolívar desde aquí, desde 1813, le decía al Gobernador de
Barinas en una carta memorable hecha al fragor de la batallas, cuando apenas lo
estaban proclamando Libertador, le decía al Gobernador de Barinas eso que ya he
referido. No, ese federalismo de la Primera República
que fue nefasto, no podemos repetirlo; un federalismo con un nuevo concepto de unidad nacional, un federalismo que
se guíe por un principio básico de la ciencia política como es el principio de
la co soberanía o la soberanía subsidiaria a la Soberanía Nacional.
Tenemos que recuperar la
idea, el concepto y la praxis de la Unidad Nacional ,
de la unidad de la
República. Venezuela es una sola
República, no es una sumatoria de pequeñas repúblicas que ponen en peligro la
existencia de la nación y la existencia de un proyecto futuro. (Aplausos)
Ustedes están
representando al pueblo todo y ese es uno de los elementos que no podemos
olvidar. Cristóbal Jiménez, por ejemplo, no está aquí
representando sólo al Pueblo de Apure. No. Lo eligió el Pueblo de Apure a la Constituyente , pero
él representa al Soberano Pueblo de Apure siempre y cuando ese Pueblo de Apure sea
mirado y entendido bajo la óptica del Pueblo todo de Venezuela, ese es el
concepto de una Asamblea Nacional Constituyente. No
puede ser, sería muy nefasto que una Asamblea Nacional Constituyente se
convierta en la sumatoria de pequeñas asambleas regionales constituyentes.
Sería nefasto.
Estoy seguro, porque
conozco a la gran mayoría de los Constituyentes de esta hora venezolana, en que
aquí estamos mirando ese concepto que se recoge en las ideas fundamentales de
una nueva federación, una co soberanía o soberanías subsidiarias, y la
soberanía vista además como expresión popular, no sólo pensada como un ente
abstracto. La soberanía tiene que ver con los Derechos del Pueblo y con los Deberes
del Pueblo; con los Derechos de la
Nación y con los Deberes de la Nación.
Todas esas ideas
políticas, económicas, sociales, ideológicas, espirituales, materiales, están
recogidas en este texto de ideas fundamentales. Yo lo someto, sencillamente, a
su sabia consideración.
Bolívar terminaba su
discurso de Angostura, o mejor dicho, Bolívar terminó varios discursos de esa
manera. No sólo el de Angostura, también el de Bolivia, también el mensaje al
Congreso Constituyente o a la Convención de Ocaña. Bolívar
terminó diciendo: “Yo he cumplido con mi labor, comiencen ustedes a cumplir con
las suyas”.
Cuáles, en mi criterio,
como sugerencia a la soberanísima, deben ser las labores que desde hoy ustedes
deben comenzar a realizar de manera acelerada y en emergencia, emergencia he
dicho, insto como estoy instando a la soberanísima Asamblea Constituyente, a
que declare la emergencia nacional, porque en emergencia vivimos en el país y a
que declare la emergencia de todos los poderes constituidos: Emergencia
ejecutiva (aplausos), emergencia legislativa, emergencia judicial. Estamos
en una verdadera emergencia nacional y creo que la Asamblea Constituyente
se quedaría corta, en mi criterio, si no reconoce ese clamor de emergencia que anda por toda la Nación. Y que someta a su rigurosa evaluación todos y cada uno de
los poderes constituidos, porque esta Asamblea, como bien lo declaró su
Presidente en la instalación, es una Asamblea originaria, y originarios deben
ser sus métodos de evaluación y de conducción de este proceso de transición en
esta hora venezolana. ¡Clamo por la emergencia nacional! (Aplausos).
Yo, subordinado a ustedes,
si así lo decidieren, asumiré la emergencia hasta donde me corresponda como
Jefe del Gobierno Nacional y también pido a los demás Poderes constituidos su
cooperación con la
Asamblea Nacional Constituyente, porque por las cosas que he
estado oyendo de ustedes y lo que se percibe en el ambiente nacional, les
felicito por ello, están siguiendo, además, “El oráculo del guerrero” o están
haciendo gala de la magnanimidad que caracteriza nuestro pueblo. Gala de esa
magnanimidad que caracteriza a un pitcher
cuando poncha a un bateador y lo deja malparado, o el bateador da vueltas sobre
sí mismo al hacer un swing mal hecho y cae de rodillas, la
magnanimidad de un pitcher que va y
le da la mano al bateador ponchado. O la magnanimidad de un boxeador que le da
un nocaut al contrario, y va y lo levanta y lo abraza, o la magnanimidad de un
soldado que tiene a alguien prisionero y
le ofrece un vaso de agua y le dice: hermano.
Ustedes están dando una demostración ejemplar. Y cómo se necesita de ejemplos
magnánimos hoy en Venezuela. Magnanimidad con el vencido. Ustedes han
demostrado esa magnanimidad, pero que no se equivoquen los beneficiarios de la
magnanimidad, que no vayan a equivocarse los poderes constituidos, que no vaya
a equivocarse, por ejemplo, el Congreso moribundo, y a tratar de poner trabas u
obstáculos a la ordinaria y soberana Asamblea Nacional Constituyente, como lo dije en ”El balcón del
pueblo”. Mejor es que se queden tranquilitos, como si los estuvieran operando.
Así dicen por las calles: “tranquilo como si te fueran a operar”. Ya estaremos
pendientes de todos.
Queremos una transición sin
traumas, lo dijo Luis Miquilena, yo apoyo esa idea de esa transición sin
traumas, pero la espada del guerrero, que no se olviden, que nadie lo olvide,
está desenvainada. Si hubiere que usarla, no dudaremos, no temblará el pulso ni
se aguara el ojo para usarla (aplausos) en favor de la originaria
Asamblea Nacional Constituyente, si hubiera que usarla. Contra el que quiera
obstaculizar o perturbar un proceso tan hermoso que venimos construyendo con
nuestro pueblo y jineteando con la Revolución. Que no se equivoquen los
beneficiarios de la ejemplar magnanimidad que ustedes están demostrando a
Venezuela y, sobre todo, al mundo entero, que no se equivoquen. Espero yo, le
pido a Dios, para que no se vayan a equivocar.
Creo, entonces, que cuando digo como Bolívar: “He terminado mis funciones,
comenzad vosotros las vuestras”. Esas funciones deberían comenzar, en mi criterio,
y yo los acompaño si fuere necesario, en la declaratoria de una emergencia
nacional y en la revisión y evaluación de los poderes constituidos. Comiencen
por mí, aquí estoy a la orden de ustedes.
Pero vayan por las
gobernaciones, vayan por las alcaldías, vayan por las asambleas legislativas,
vayan por los tribunales de la
República , ojo pelao, y evalúen y hagan lo que haya que hacer
para asegurar, ojalá con la cooperación, así lo pido como Presidente que soy
de esta República moribunda, pido a todos los entes republicanos, como
Jefe del Estado que soy, pido en mi condición de Jefe del Estado, a todos
los entes del Estado, pido a la Corte Suprema de Justicia, clamo a ella; pido al
Congreso Nacional, clamo a él; pido a los gobernadores, pido a mis ministros,
pido a todos los funcionarios del Gobierno y del Poder Ejecutivo, pido a todos
los gobernadores, pido a todos los alcaldes, pido a todas las Asambleas Legislativas
y a los Concejos Municipales, a los jefes civiles, a los jefes de parroquia, a
los piaches, a los caciques, a todos, pido colaboración, altísima cooperación a la soberanísima
Asamblea Nacional Constituyente, incluso, y lo digo con todo el rigor que me
cabe y lo anuncié antes del 25 de julio, si ustedes consideran que mi presencia
como Jefe del Estado, pudiera perturbar las labores soberanas de la Asamblea , hagan conmigo
lo que ustedes quieran, son ustedes los dueños de este momento nacional. (Aplausos). Me subordinaré al
mandato de la
Asamblea Nacional Constituyente y como ciudadano o como soldado, empuñaré la
palabra o empuñaré la espada para defender los mandatos de la máxima Asamblea
Nacional Constituyente.
Ahora, agrego, deben ser siempre los mandatos del pueblo, porque cuando
digo, como ciudadano y como soldado, me subordino al mandato de la Asamblea , es porque estoy
firmemente convencido que lo que la
Asamblea decida, es lo que se clama en las calles, lo que
ruge por los caminos, lo que se oye a los cuatro vientos, lo que dice el pueblo
galopando el potro de la Revolución.
¿Qué o cuáles deben ser las funciones
que ustedes van a comenzar hoy? En mi criterio, además de la
necesaria emergencia nacional constituida y también constituyente. Ustedes son
los primeros que deben dar el ejemplo de esta gran emergencia. La Asamblea Nacional Constituyente debe
trabajar, 24 horas al día, de domingo a domingo. La Asamblea Nacional Constituyente
tiene que abrir las puertas a todas las
corrientes nacionales, desde hoy mismo deben nombrar comisiones que
trabajen (que no trabajen con las tradicionales comisiones) de manera que sean comisiones revolucionarias
de verdad, comisiones constituyentes, que juren ante el pueblo mismo trabajar
sin descanso. Cuando el clarín de la patria llama, diría Bolívar, hasta el llanto
de la madre calla; cuando el clarín de la patria llama, agregaría yo, hasta el
llanto de la esposa o del esposo callan, hasta el llanto de Rosainés calla
cuando se trata del clarín de la patria. Hasta el llanto de los hijos tienen
que callar cuando se trata de la esperanza de un país y ustedes tienen en
sus manos, ahora mismo, la esperanza y el sueño de muchos, durante mucho
tiempo, no dejen que pase ni un minuto ni un segundo sin estar a conciencia
a la inmensa altura de este compromiso.
Si en apenas seis meses, ¡Dios mío!, fíjense ustedes lo que hemos logrado en
seis meses: instalación de un Gobierno, Decreto Presidencial, no sé cuántas
impugnaciones, el Decreto más impugnado, batieron récord los impugnadores, no
sé si un Decreto ha sido impugnado tantas veces en alguna parte, en alguna
época, pero bien bueno que eso quede allí, porque es parte del conflicto
histórico desatado, irrenunciable, inevitable. Es un conflicto terminal, es
el fin de una época y el comienzo de otra. Todo lo que hemos logrado en seis
meses. Un gobierno que se instala, que recibe una República en caos, un pueblo
moribundo, un decreto que se firma, impugnaciones que son vencidas,
resistencias que son arrolladas, un referéndum consultivo y vinculante. Por primera vez se hizo un
referéndum en la historia venezolana, un referéndum nacional; nunca antes eso se había hecho, y
al que llaman algunos el Tirano, el Tirano lo primero que hizo cuando llegó al
Palacio, fue firmar un decreto llamando al pueblo. ¡Vaya, qué tirano! Tiranos
han sido otros que hablando de democracia han masacrado al pueblo. Esos sí son
los verdaderos tiranos. Pero en todo caso, no voy a defenderme, que me
defienda la opinión pública, que como decía Bolívar, es la más grande de todas
las fuerzas. La fuerza de la opinión pública y Dios en último término.
¿Cuánto hemos logrado en
seis meses? Con cuántas dificultades, ¡Dios mío! Contra cuántos obstáculos
hemos logrado instalar la Asamblea Constituyente : Referéndum, campaña
electoral, multa de por medio, suspensión
arbitraria de programas de radio y televisión de por medio, creo que es
otro récord.
Le he preguntado a muchos Presidentes
Democráticos y no Democráticos,
fuertes, flojos, débiles y fuertes, como queramos llamarlos, les he preguntado
a muchos y les seguiré preguntando, desde Fidel Castro hasta Aznar, desde
Cardoso hasta Clinton, les voy a preguntar: ¿alguna vez a usted le han prohibido un programa de televisión
siendo Presidente? Creo que ese
es un récord que también me llevo. Creo que de eso no hay precedente en mucho
tiempo en el globo terráqueo. (Aplausos).
Además, aceptar la bofetada y poner la otra mejilla, y lo acepté
sólo en función del proceso, porque estoy preparado, se los juro por mi
madre santa, como decimos allá en Barinas, José León, “por Dios y mi madre
santa” que si me piden la vida para que este proceso camine, yo mi vida la doy
entera. Ahora mismo, en este segundo de las 13 horas y 20 minutos del día 5 de
agosto de 1999. No mañana, ahora, ya. Me importa un comino mi vida personal, porque ya he
pasado. Eso quedó atrás y conmigo van esos sueños de muchos hombres. Sólo por eso acepté la arbitrariedad y
estaría dispuesto a aceptarla, siempre y cuando vaya en función del proceso,
de la hermosura de proceso que estamos impulsando.
Creo que son tareas
ineludibles y urgentes de ustedes. Si en seis meses hemos logrado todo esto, ¿Qué
no podrán hacer en seis meses? De mi parte tendrán todo el apoyo posible, hasta
donde alcancen las fuerzas del Poder Ejecutivo. Pido la colaboración de todos,
el apoyo del Pueblo lo tienen entero, 92%; el apoyo de las Fuerzas Armadas,
lo tienen entero. Ya he designado al General Verde González, con un grupo de Coroneles,
para que sean enlace entre la soberanísima Asamblea Constituyente y las Fuerzas Armadas Venezolanas,
para facilitarles lo que necesiten, tranquilidad, para que tengan el tiempo,
las 12 horas del día y las 12 horas de la noche, las 24 horas del lunes y las
24 horas de los domingos; para
que produzcamos lo más pronto posible, la
nueva Carta Fundamental y la transición.
Creo que en el mes de
diciembre pudiéramos tener un nuevo Congreso Nacional. Creo que en el mes de
diciembre pudiéramos tener ya naciendo, la V República , si
apuramos el paso (aplausos), el avance, si no nos detenemos en objetivos
subalternos, como la fuerza del blindado, ustedes saben que me formé con el
espíritu del blindado. Como decíamos allá, “el huracán blindado”. Cuando un
batallón de tanques avanza rompiendo la barrera enemiga, no se detiene ante un
fusilero que apunta al tanque. No se detiene ante una pequeña trinchera, una
mina antipersonal. No, los blindados avanzan hacia el corazón estratégico,
adversario. La
Asamblea Nacional
Constituyente, permítanme sugerirle, debería imbuirse en el espíritu de los
blindados en la ofensiva. Vayan directo al corazón del adversario. Vayan
directo al corazón de la Patria
nueva y hagan lo que tienen que hacer, pero pronto, porque la situación del
país así lo requiere.
Compatriotas, esas son
algunas de las tareas que hoy mismo ustedes tienen que comenzar a asumir.
Además de esto, insisto en que
tienen que darle acelerada cabida, absoluta cabida a todas las corrientes de
pensamiento que hoy andan libres por el país, a todas. Así como en
el Palacio de Miraflores, durante más de 200 horas, era el Constituyente
Alfredo Peña, ministro de la
Secretaría , y correspondió a él organizar la agenda para la
cual tuvimos que armarnos de una paciencia inaudita, pero lo logramos. Más de
200 horas antes de expresar aquel concepto y aquellas ideas de las bases
comiciales. Oímos a
casi todos los sectores. Dirigentes indígenas, líderes obreros, estudiantes de
todas las corrientes, desde los partidos tradicionales hasta los partidos
emergentes; grupos apolíticos. Oímos a los militares, a los folkloristas, a
grupos de mujeres organizadas, a los jóvenes; hasta a los niños oímos en una
llamada y hermosa “Constituyente de los niños”, a los educadores. Oímos a casi
todas las representaciones y las voces del país, los que quisieron dar sus
voces.
Si eso lo hicimos tres
hombres o cuatro hombres en 200 horas, teniendo otras muchísimas tareas que
cumplir en el orden económico, en el orden social, en el orden de la seguridad
interna, en el orden internacional, preparando la Cumbre del Caribe,
preparando la Cumbre
con Europa. Si eso lo hicimos un pequeño grupo de seres humanos, abrimos el palacio
en más de 200 horas. Háganlo ustedes en comisiones amplias y diversas y oigan a
todos, que todos se sientan oídos. Que todos los venezolanos sientan que están
participando y protagonizando este proceso revolucionario, pero ese hecho de
oír a todos no debe sacrificar la velocidad del avance. Como tampoco la velocidad del avance debe sacrificar la participación
popular.
Sean ustedes sabios en
buscar el punto de equilibrio. Rapidez en la ofensiva, pero con la
participación de todos. Construcción acelerada de las bases de la V República , del
Estado nuevo, del Estado democrático, de la Nación nueva, de la Nación venezolana del siglo
XXI. Esas son algunas de mis sugerencias
acerca de las funciones, tomando la frase bolivariana: Comiencen ustedes a
cumplir con las suyas, yo humildemente
creo haber cumplido con las mías en lo que se refería a este Proceso Constituyente.
Sin embargo estaré día y noche, con el ojo pelado y con la oreja parada,
pendiente donde quiera que esté: en el Palacio, en La Casona , recorriendo al
país, recibiendo la mano del dolor de los humildes, tratando de atender a
todo ese clamor de dolor que hay por todas partes. Viviendo, llorando con el
pueblo, abrazando niños moribundos, abrazando gente abandonada, levantando la
moral del pueblo, donde quiera que esté, aquí o en cualquier parte,
considérenme un subordinado ciudadano al mandato soberano de la Asamblea Constituyente ,
y considérenme un soldado entregado y subordinado al mandato de soberano de
esta magna Asamblea.
Ratifico esta tarde del 5
de agosto, lo que anuncié desde “El balcón del pueblo” 24 horas antes de las
elecciones, era 24 de julio, en horas de la noche, y aprovecho que me han
invitado y han tenido otro gesto más de magnanimidad al invitarme y escuchar
estas reflexiones de un soldado, de un ciudadano angustiado por la suerte de la República , aprovecho
esta hermosa tarde que me quita una cadena, hermanos, a través de ustedes el Pueblo
me ha liberado de unas cadenas. El Pueblo me ha liberado de una angustia, ya no
me siento en soledad combatiendo contra los molinos de viento. No, tengo
compañeros, o tengo compañeras, como queramos decirlo, la Asamblea Constituyente
como concreción de una voluntad general (aplausos), me acompaña en la lucha contra los molinos de viento y contra
lo que se atraviese en el camino de la reconstrucción y la reivindicación
nacional.
Aprovecho esta invitación
de la Asamblea
para repetir y ratificar lo que anuncie en “El balcón del pueblo”, y lo hice 24
horas antes de la elección constituyente, no vengo a decirlo ahora, porque por
ahí alguien me preguntaba que qué sentido tenía que dijera lo que voy a repetir
aquí ahora, y le respondí a ese alguien: el sentido es que lo dije no hoy, lo
dije antes de las elecciones constituyentes.
Humildemente el cargo de Presidente de la República , que el pueblo
me dio por elección popular el 6 de diciembre y este Gobierno que dirijo y el
cargo de Presidente de la
República y de Jefe del Estado, lo pongo a la orden de la
soberana Asamblea Nacional Constituyente, para que ustedes vean y decidan que
hacer con ello. (Aplausos).
Sea cual fuere su
decisión, como el que más, seguiré luchando, como ya lo he dicho, como hombre,
como soldado y como ciudadano, en los campos de batalla que haya que enfrentar
ahora en estas nuevas batallas que vienen, para que el parto de la Patria sea feliz, para que
en medio de esta tormenta saquemos el barco adelante.
Estaba recordando (y con
eso termino, esta mi exposición, feliz, agradecida y humilde, de algunas ideas
que considero fundamentales para el esfuerzo que ustedes comienzan hoy) algunas
de las tragedias de Shakespeare, y en una de ella, que se llama “La Tempestad ”, el gran
poeta y escritor, en esa creación, shakespeareana, “La Tempestad ”, comienza la
primera escena del primer capítulo, con una barca que va en alta mar y, “de
repente suenan los truenos y aparecen los relámpagos y se oye el viento fuerte
que viene peinando las olas del mar y sale el Capitán y llama al Contramaestre
y le dice: «Contramaestre, Contramaestre, llame usted a los marineros, rápido,
rápido, que viene la tempestad», y el Contramaestre sale corriendo a cubierta y
llama a los marineros y les dice: «Marineros, marineros, valientes, adelante al
palo mayor, arriad las velas, muévanse rápido, pero rápido...» y, cuando el
Contramaestre ve que los valerosos marinos o marineros han arriado las velas y
está cada uno en su puesto y han amarrado los nudos y están listos, entonces”,
dice el creador, dice el escritor en su hermosa obra, “el Contramaestre,
sudoroso, da la cara al viento fuerte que sopla y le dice: «y ahora viento,
sopla, sopla fuerte, haz lo que quieras tempestad, que tengo espacio para
maniobrarte...»”, yo digo eso hoy como Shakespeare: sopla viento fuerte,
sopla tempestad, que tengo Asamblea para maniobrarte.
Un abrazo, hermanos.
(Los asambleistas, de pie, le brindan al Presidente de la República un fuerte y
caluroso aplauso).
6
EL PRESIDENTE.-Ciudadano Presidente, el primer acto de su
gobierno, después de haber juramentado a sus colaboradores inmediatos, fue el Decreto
que convocó a esta Asamblea Nacional Constituyente.
A través de muchas
vicisitudes, la Asamblea
fue encaminando hacia adelante este proyecto, porque usted con aquel acto,
había honrado lo que fue el emblema de su campaña electoral.
Hoy se cristaliza con esta
primera sesión, este acontecimiento que con toda seguridad la historia
registrará como uno se los sucesos más trascendentales del último siglo.
Usted nos ha propuesto
un reto, lo ha hecho sintiendo el eco de nuestro pueblo, que reclama urgencia
para la solución fundamental de sus problemas y el pueblo sabe que esa urgencia
tiene un punto de referencia en la celeridad con que adelantemos los trabajos
en esta Asamblea.
Interpretando el
sentimiento de todos los Constituyentes, puedo asegurarle que sacaremos
juventud de nuestro pasado y aplicaremos la energía de los 20 años en nuestro
trabajo, asumiendo la experiencia de los 20 siglos transcurridos desde el
nacimiento de Jesucristo hasta este momento.
Con esa convicción, de que
hemos tomado el reto, puede usted tener la seguridad de que los trabajos que
nos han sido encomendados, saldrán mucho antes de la meta propuesta, porque
estoy seguro que así lo han asimilado todos y cada uno de los Constituyentes,
interpretando el sentimiento fundamental del soberano.
Igualmente usted nos ha
entregado unos trabajos que nosotros apreciamos profundamente. Tenga la
seguridad de que ese material, que en este momento ordeno que se imprima y se
reparta entre todos los Constituyentes, será tratado con la responsabilidad y
el interés que se requiere, tomando en cuenta los desvelos y las preocupaciones
que usted se ha tomado para esta colaboración que apreciamos altamente.
En cuanto a la disposición que ha tenido de poner su cargo a la orden
de esta Asamblea, será esto motivo de consideración especial en la oportunidad
correspondiente y le participaremos sobre el particular cuál será nuestra
decisión.
Termino agradeciéndole
profundamente su presencia en este acto y reconociendo en sus palabras, el
mejor estímulo para salir adelante victoriosos en la gestión que la historia
nos tiene reservada.
Incito a la comisión que
ha sido designa, para que acompañe al Presidente de la República. (Aplausos).
(La comisión cumple su cometido).
EL PRESIDENTE.-Siguiente punto de la sesión, ciudadano
Secretario.
EL SECRETARIO.- (Lee):
7
Designar la Comisión que se encargará
de elaborar el proyecto de Reglamento de la Asamblea Nacional
Constituyente.
Es todo, señor Presidente.
EL PRESIDENTE.-Se designa una comisión que se encargará de
presentar en el día de mañana el Proyecto de Reglamento para ser considerado en
esta Asamblea, integrada por los siguientes Constituyentes: Manuel Quijada,
coordinador; Hermann Escarrá, Ángela Zago, Tarek William Saab, Gilmer Viloria,
Elías López Portillo, Alan Brewer Carías y Freddy Gutiérrez.
8
Se declara terminada la
sesión y se convoca para las 10
a .m. del día de mañana, para considerar como único punto
el Reglamento de Debates. (Hora: 1:42
p.m.)
Las taquígrafas:
Luisa Vásquez T.
Eloyna Manzano
Elvira A. de Barrera
Belkys Barreto
Linda García de Araque
Nilda Flames
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